Sigue la alarma social

16 dic 2015 / 09:21 H.

Las campañas electorales se hacen, o al menos eso creemos, para conocer los programas, visualizar a los candidatos y, en última instancia, formar gobiernos. Por desgracia, en muchos casos están plagadas de conceptos pretendidamente novedosos que son meras ocurrencias. En el fragor de la actual contienda electoral, ha surgido, cómo no, la cuestión de la violencia de género. En nuestro país forma parte de una amplia normativa (una Ley) y una serie de procedimientos judiciales, de seguridad y de apoyo a las víctimas, muy consolidada, y que salió adelante con la unanimidad de voto afirmativo de todos los parlamentarios. A algunos se les ha ocurrido equiparar en su tipificación como delito, el asesinato del hombre a la mujer con el que pudiera ocurrir cuando es la mujer la que asesina al hombre. Técnicamente parece muy aceptable, pero realmente equivoca el enfoque. La cuestión está en que el problema surge cuando continuamente las mujeres mueren a manos de sus parejas o exparejas. El escándalo y la repulsa social viene por la proliferación de asesinatos y malos tratos del hombre a la mujer, convirtiéndose en un problema social, motivo por el cual se hizo una Ley específica, al igual que existe una Ley contra el terrorismo. Cuando es la mujer la que asesina al hombre es un asesinato, pero convengamos en que éste último caso no es un problema ni masivo, ni de alarma social, ni desde luego cotidiano, por lo que no requiere de medidas especiales, solo hay que ver el porcentaje que representan estos delitos con respecto a las mujeres asesinadas. A modo de ejemplo, el racismo lo provocaron las actitudes y los hechos de los blancos contra los negros y no al contrario, lo que no quiere decir que no haya negros racistas, sino que esas actitudes provocaron alarma social y por eso hay Leyes contra el racismo. El hecho desgraciado es que la violencia de género casi en su totalidad la ejerce el hombre sobre la mujer, y para erradicarlo se tiene que producir una repulsa social real que es no solo la institucional o la de sectores específicos y que requiere de medidas especiales como es la de agravar las penas sobre el maltratador. No nos perdamos en ocurrencias y reflexionemos antes de plantear soluciones.