Si vis pacem, para bellum

    06 mar 2025 / 09:02 H.
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    Atribuida a Julio César, la frase pertenece a Flavio Vegecio, un jurista romano postclásico y es una verdad palmaria; abusan de ella con fines belicistas y le suele encantar a los militares, aunque su mejor interpretación es de contenido ético y utilitarista, que los adversarios no detecten tus debilidades. El tío Sam se ha plantado, se niega a ser el primo de Zumosol de Europa que, inconsciente y confiada, apartada de sus raíces culturales y éticas, optó por un pacifismo buenista insensato, por lo accesorio —los tapones de las botellas— frente a lo que realmente importa; un sueño del que la ha sacado el yanki enloquecido que muta invasores por invadidos, amigos por enemigos, derechos por dólares y grita urbi et orbe a Zelenski, que no se deja domar. A todos nos da por donde más duele —o tanques o mantequilla— la defensa hay que pagarla; las potencias medias y las que ni a eso llegan andan con el cirio vagando por las cancillerías en busca del santo y la limosna y no les queda otro camino que volver a las raíces, a lo necesario: unidad, armonía, valores y cubrirse las espaldas, armarse para recuperar, quizá sea tarde, el respeto que merecieron y dejaron perder por fruslerías.



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