Si sabes quién eres
En ocasiones, si tienes suerte y un par de dedos de frente, si no has sucumbido a la torpeza, empiezas a contemplar la vida desde otra perspectiva. Han pasado los años, has luchado y has caído, pero también te has levantado mil veces. La piel pierde tersura, el cabello se torna quebradizo y cano, tu cuerpo ya no es el de antaño. Y, de repente, evitas las voces y los tumultos, el ruido cansino de la hipocresía, el LinkedIn, los trajes ajustados y los zapatos incómodos. Sin embargo, si sabes quién eres, si te quieres como te mereces, si te importas más que la imagen que proyectas, la energía volverá a destilar por tus poros y sentirás la inmensa felicidad de estar vivo. Tu corazón y tu alma cobijarán de nuevo a aquel niño valiente y soñador que luchaba contra los gigantes y sonreía al cielo. Y, llegado ese tiempo, lo importante se limita bastante y lo urgente ya no lo es tanto. Vives cada instante como es: único, irrepetible. Lo valioso es un paseo, esa maravillosa luz que te ilumina, una sonrisa, la mano que sostiene la tuya, un café, un buen libro, aquella receta de tu madre, una conversación sincera, los silencios que lo dicen todo, la verdad, la brisa fresca que acaricia tu rostro y ese abrazo que te envuelve y te resucita. Los tuyos. El amor.