Si no crees, respeta

Aún huele a incienso en nuestras calles, las gotas de cera sobre el asfalto hacen chirriar las ruedas de los vehículos. En la memoria redoblan tambores al son de la cantinela de los varales del cajón del palio de María Santísima y con un toque de cornetas recordado vuelve la emoción jiennense que en la madrugada del viernes santo se arremolina fiel en la puerta del camarín de Jesús para ver salir a El Abuelo, esa imagen venerada que portamos los jaeneros cerca del alma. Ya pasó, la Semana Santa se ha ido en una cuenta que ya descuenta para el año que viene. Los cofrades ya sueñan cada uno de los 365 días del año con un cielo azul para su estación de penitencia, las agrupaciones guardan por poco tiempo sus instrumentos y el fervor se calma en un devenir sosegado. Cada uno vive estos días como quiere, unos deciden correr al abrigo de un rayo de sol costero, otros aprovechan para subir a la montaña, y otros se agarran a las costumbres de su tierra, se tiran a las calles para seguir a los pasos en cada recoveco y en cada esquina. Sea como fuere lo cierto es que lo esencial es respetar la decisión de cada uno, así que si no crees, respeta.