Servicio de la autoridad

Recuerdo aquella frase anarquista que surgió a finales del siglo XIX: “Ni Dios, ni patria ni rey”, que se convirtió en todo un grito revolucionario basándose en la máxima: “Nadie tiene poder sobre ti si tu no se lo das” Era una manera de criticar el principio de autoridad sobre el que se sustentan todas las sociedades, religiones, gobierno y familia. Siempre he pensado que esto surge frente al autoritarismo que es un peligro y una deformación de la autoridad. El ejercicio de ésta es necesario para el funcionamiento de todo grupo humano, a veces lo vemos hasta el los animales salvajes. Autoridad y libertad son dos necesidades intrínsecas en el interior de todo ser humano. En la adolescencia y en la juventud se dan muy fuertes, como contestación, en la estructura familiar y social pero, al final, alguien tiene que ejercer la autoridad y ésta siempre se debe hacer desde el bien común a todos y la coherencia mayor posible a nivel personal ya que el que tiene más autoridad no es el que tiene más poder sino el que es consecuente y coherente con el poder que ejerce en función de los demás. Soy consciente de lo difícil que es ejercer la autoridad pero solo será eficaz si se ejerce desde el servicio y buscando el bien de las personas frente al egoísmo o los intereses personales. Ahí estamos todos, porque todos tenemos alguna autoridad y debemos ejercerla como decía Santo Tomás de Aquino desde la caridad y la humildad. Conviene no olvidar esto y recordarlo en estos tiempos convulsos.