Ser madre
La transformación que implica ser madre se produce a todos los niveles, tanto físico como emocional, y puede ser la puerta de entrada a cambios inimaginables. Ser madre es una aventura que dura toda la vida. Es un viaje a lo increíble y una emoción tan grande que nunca alcanzan las palabras para describir lo que significa tener un hijo. Y en esa vorágine diaria donde todos los días son distintos, se prueba y aprende, se equivoca y aprende, llora y aprende. Se vive cada momento. Todo se re-significa y entonces todo cambia, las actividades, los horarios, las prioridades. La maternidad es algo que se “sabe” cuando te llega porque te atraviesa. Sabes que eres mamá porque tu mundo cambia y se mueve, funciona, gira en torno a ese bebé. Aunque leas, escuches, cientos de artículos, páginas, libros y todo aquello que contenga la palabra bebé nunca se va a tener real dimensión de lo que es. Sé es mamá día a día sin saber qué sigue. La maternidad es como un cuaderno abierto que se escribe todos los días. Ser madre es un acto de amor y de entrega, porque las madres ofrecen un amor incondicional a sus hijos y les dedican gran parte de su vida. Se trata de un amor que trasciende el egoísmo, y que se genera desde el momento en el que se lleva a un hijo en el vientre.