Sentir Jaén

    02 feb 2022 / 16:47 H.
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    Febrero nace en la noche serena, con la clara canción que entonan titilando las estrellas, cuando la luna nueva ha ocultado su cara. El Jabalcuz vestido de silencio, de sombras y de anhelos. El eco de la vida marcha lento, suave, como las rosas que perfuman en los jardines. Febrero llega con la ilusión pintada de luceros, llega a Jaén sin nieve, sin lluvias, vistiendo de escarcha el pavimento ocre de la tierra. Vuelve a besar el agua de las fuentes con su capa transparente cristalina y fría. Febrero ha llegado y hoy la aurora desdibuja el oscuro rostro de la ciudad que vuelve a despertarse. El firmamento añil va dejando entrar la luz de la mañana, del violeta al rosa, naranja y amarillo. Mientras las nubes dan volumen a las tonalidades. Las aves llenan de agradables sonidos el nuevo amanecer. Con la fresca caricia de la mañana el viento se columpia entre las altas torres de los campanarios. Una flor tirita en el jardín esperando ese rayo de sol que le dé vida. La ciudad despereza su sueño y despierta con el frío besando los cristales. Estoy lejos de ti, mas siento el suave aliento de tus amaneceres, el eco de tus calles y tus plazas iluminadas de mañanas de sol y sombra en las esquinas. Siento ese Jabalcuz que surge de la tierra, y su cima callada que quiere conquistarnos con su altura, el de azules destellos mañaneros, el que envuelve a Jaén delimitando el sur. Siento el hielo en tus fuentes, también siento la voz de tus campanas que volando columpian el bronce que resuena cuando a ella le cantan coplas de luces que encienden su sonrisa. Hay un sabor de almendra en tus manjares, de dulces sensaciones. Lejos estoy de ti, mas cada día saboreo tu esencia. Sueño con tus calles estrechas que bajan desandando el camino. Con tu elevado cerro, con tu plaza que vela el umbral de su puerta. Con tus jardines, tu alameda de flores, tus tardes encendidas de sol, tus costumbres, tu risa. Sentir Jaén, es dejarse llevar por las aceras, es descubrir el arco una mañana luminosa, es encontrar el agua en sus pilares. Sentir Jaén es escuchar la voz de sus cantares. Es mirar a esa altura que se deja besar por las estrellas, ese altivo castillo y esa cruz que nos vela. Sentir Jaén es percibir su esencia, saber mirar y hallar esta ciudad que oculta se desvela.

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