Sensaciones en el monte

    27 jul 2022 / 16:05 H.
    Ver comentarios

    El valle frente a mí se percibía callado, silencioso... el viento susurraba melodías de hojas y de ramas. Las montañas teñían de azulados y verdosos colores sus perfiles. El sol besaba con fuego la tarde azul, donde la luz había calado en todos los espacios verdes y amarillos. La soledad paseaba por las quietas veredas, silenciando la gravilla y arena que alfombran los caminos. Algún ave susurraba su cántico entre las viejas ramas y dejaba su canción de sonoros sones al compás del viento que iba y venía cantando suavemente.

    El verano desplegaba su calor mientras los pinos exhalaban danzando su perfume. Dónde encontrar la fuente que en transparentes versos refrescará la tarde? Dónde hallar el mágico sonido de sus notas, y el compás de su son sobre la quieta piedra. Dónde poder sentir su melodía de gotas que se rinden a un surtidor que deja que se escapen sus sonidos. Dónde poder hallar su dulce son cromático, ese cantar de notas que al agua hace sentir la fuerza que brota en su latido. Mas no la puede ver, no hallé ninguna fuente que acaricie la tarde, ni el día, ni la mañana, no hay un surtidor de transparentes besos que en suaves sensaciones se dejen conquistar por los sentidos. No hay agua azul que sueñe con la luna, no hay agua que suspire la rima de sus versos, no hay fuente que transmita diversas emociones, no hay espuma que flote entre las piedras, ni compases, ni sensación de frescor en las horas intensas donde el verano abre sus puertas de calor y tampoco las aves apagarán su sed con su agua fresca. A lo lejos un angosto sendero me invitaba a seguirlo, llamaba mi atención sus estrechas revueltas que subían levemente y sus piedras redondas, su liso pavimento. Era un río al que el verano había secado con el fuego de su potente fuerza. Fue muy emocionante seguir su trayectoria dibujando en la tierra su silueta callada. Entre el sonoro viento y la tarde bajo un cielo pintado de azul y blancas nubes. Comencé recorrerlo sin prisas, dejándome atrapar por el entorno, escuchando, sintiendo, experimentando el pasar de la tarde, mientras a lo lejos se iban desvelando las caprichosas formas de aquel monte serrado

    Articulistas