Sembradores de odio

14 jun 2019 / 11:44 H.

Esta horda de independentistas catalanes forman un enjambre de auténticas moscas cojoneras. Por más que alguien pueda esforzarse por ignorarlos, ellos siguen molestando revoloteando y picoteando por todas partes en las que tienen sus nidos. Son picaduras que hieren en la dignidad de quienes somos diferentes y no compartimos sus obsesivas pretensiones basadas en sueños inventados en los que solo prevalecen sus derechos y no los del resto de la nación. Actúan solapadamente, tiran la piedra y esconden la mano. Pero cada una de esas piedras está impregnada de odio hacia todo aquel que no comparta sus fantasías. Se mofan de la Constitución a la que luego se acogen para justificar sus actos. Es la línea que sembró Puigdemont y que sigue alentando desde su destierro voluntario, que disfruta como un rajá con dinero ajeno. Un enjambre de avispas que van inoculando el odio. Hay secesionistas catalanes que ofenden, porque están abducidos por unas ideas difíciles de hacer realidad. La conducta de la independentista Maritxell Budó, además de ridícula, molesta por ese empecinamiento que les obsesiona de borrar el idioma castellano de Cataluña. La portavoz del Goverm, en una reciente comparecencia ante los medios de comunicación, prohibió a los periodistas hacer preguntas en castellano si antes alguien no había formulado esas preguntas en catalán. Y no supo dar explicaciones para justificar su lamentable conducta. Esta señora, el año pasado, en un acto público abroncó a un concejal de Ciudadanos porque se había a atrevido a felicitar a los andaluces que residen en Cataluña por la celebración del Día de Andalucía. Este es el comportamiento habitual de la mayoría de estos políticos independentistas. Vomitan odio. Pocas simpatías se están ganando, pero les da igual, ellos siguen su camino adelante como se dice que los recorre un tonto, que el camino se acaba pero el tonto sigue. Lo que duele es que todo esto está costando a los catalanes muchos sacrificios, porque sufren la falta de dedicación de sus gobernantes a los problemas de la ciudadanía. Ya saben que siempre acompaño mi “brisa” con la caricatura del personaje que protagoniza mis comentarios. Hoy, no. La señora Maritxell no se merece que yo le haga una caricatura. Tampoco creo que a ella le gustaría, porque su autor es andaluz y además las comento en castellano.