Seguridad ciudadana y seguridad jurídica

En octubre celebran sus fiestas la Policía Nacional, policías locales y Guardia Civil para que valoremos su importante función en el mantenimiento del orden y la paz social y facilitar, proteger y asegurar el ejercicio de derechos y libertades; siempre es bueno, pero este es un año especial por lo padecido. Me llamaron la atención las acertadas palabras de la subdelegada en uno de los actos: “la seguridad lo es todo: calidad de vida, libertad, democracia, factor de prestigio, atracción inversora y turística; representa economía y empleo, genera estabilidad y confianza, requisitos indispensables para crear riqueza y que los ciudadanos vivan mejor”. Lo que merecen policías y guardias civiles. Los jefes son otro cantar; en la pandemia la seguridad jurídica brilló por su ausencia; el estado de alarma excedido, el parlamento semi cerrado, el descontrol del Gobierno y el abuso del decreto han supuesto una flagrante quiebra de la seguridad jurídica. La diferencia en el proceder de aquellos servidores públicos y el Ejecutivo es escandalosa y —contrario sensu— genera desprestigio, merma de libertad, huida de inversores, pobreza y los ciudadanos viven peor. Debían hacer caso a la subdelegada.