Sanidad pública

    13 ene 2023 / 18:10 H.
    Ver comentarios

    Hablaba yo en mi anterior artículo, sobre nuestra sanidad, del enorme dominio de las fuerzas conservadoras sobre el Estado a lo largo de la mayor parte de nuestra historia y de las consecuencias negativas que ha tenido este hecho sobre la sanidad pública en concreto y en general en el subdesarrollo actual. En esto nos parecemos a los otros países del sur de Europa donde se sufrieron largos periodos de tiranías fascistas a las que han seguido unas democracias incompletas en las que esas fuerzas conservadoras han continuado con su gran influencia y poder sobre los Estados. El caso de nuestro país es más singular si cabe ya que ni siquiera hubo ruptura del estado democrático con el que le precedió. Hubo una transformación que se calificó de modélica desde el primer día por parte de los grandes medios de persuasión e información y por las estructuras de poder del estado. También es cierto que hubo grandes transformaciones que permitieron aparecer elementos muy importantes de democracia en nuestro Estado; todo eso facilitó la aparición, tal como escribí en mi anterior artículo, de un Servicio Nacional de Salud en los años ochenta. Aunque, insisto, continuó el dominio de los grupos conservadores sobre el Estado y sobre los grandes medios de comunicación. Hace unos días me preguntaban que hacia dónde hay que mirar para ver un buen ejemplo con respecto a la sanidad o el Estado de Bienestar y, por supuesto, contesté que al Norte de Europa. Por cierto, es en Suecia, Noruega y Finlandia donde desde la Segunda Guerra Mundial las fuerzas de izquierda habían gobernado la mayor parte del periodo democrático, aunque ahora la derecha y la ultraderecha está dando pasos atrás con respecto a la calidad de vida y el bienestar de la mayoría de su población tratando de destruir poco a poco lo conseguido durante décadas. Consulten los datos y vean el enorme contraste, observen los recursos humanos que estos Estados dedican para atender el bienestar de su población y comparen con los datos de nuestro país; verán la enorme diferencia. Nos quieren convencer de que es inevitable nuestra disparatada cifra de desempleo, uno de los constantes problemas de nuestra economía, pero si tuviéramos el mismo porcentaje de población que trabaja en todos los servicios del Estado de Bienestar en estos países, nosotros no tendríamos desempleo en España. Por ejemplo, en Suecia este porcentaje de población trabajando en esos servicios es tres veces superior al nuestro. Este déficit de nuestro sector público es particularmente superior en sanidad y educación en nuestro país, junto con los servicios de ayudas a las familias, como la dependencia o las escuelas de infancia; solo un 9% de la población trabaja en estos servicios comparado con el 25% de Suecia, el país que junto con Noruega tienen más desarrollado su estado del bienestar.

    Actualmente, la estrategia conservadora de promoción de lo privado sobre lo público tiene muchas caras, una de ellas es la reducción del gasto público con la consiguiente desatención de lo público y su privatización poco a poco para seguir incrementando el sector privado. La relación entre la reducción del gasto sanitario y las fuerzas de derechas se da claramente también en nuestro país. Da la casualidad de que las comunidades autónomas que tienen una mayor polarización entre sanidad pública y privada, también en educación, son aquellas que durante el periodo democrático han estado más tiempo gobernadas por las derechas. En concreto son Cataluña y Madrid donde se ha promocionado más lo privado sobre lo público.

    Los ciudadanos con ciertos recursos ven que les ofrecen una cama por habitación, mayor tiempo en las visitas y menos tiempo de espera, además escuchan hablar cada día del deterioro de la sanidad pública y así se motivan para pagar y usar la privada. Pero los hechos muestran que la calidad del personal profesional y la infraestructura científica y técnica son mejores en la pública que en la privada, lo cual explica que cuando los pacientes en la privada empeoran considerablemente se les transfiere a la pública.

    Articulistas