Sánchez en el trapecio

    06 dic 2019 / 12:05 H.
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    Nunca sabremos si don Insomnio Sánchez es un personaje cervantino o calderoniano; galdosiano o valeriano; balsaciano o flaubertiano. Esta andadura, con los independentistas, sin máscara y sin disfraz, y la retórica, directa a la yugular de la monarquía y del Estado español, supone un triple salto mortal para él. Un desafío, que solo los que son protegidos por los dioses, el buda y la Biblia, son capaces de superar. Aquellas palabras que pronunció don Manuel Azaña retumban en horizontes aún lejanos: “No me importa que un político no sepa hablar, lo que me preocupa es que no sepa de lo que habla”. ¿Desconoce Miquel Iceta que el Partido Socialista Obrero español es un partido constitucionalista y contrario al independentismo? El equilibrista percibe el riesgo de la acrobacia. La nación no es un espectáculo, sino una realidad histórica, por ahora, llamada España. “Calla, calla, que Iceta se ha quitado el peluquín para bailar el blues rock”. José Luis Ábalos, con su traje de padrino de la boda, y el señor Gabriel Rufián con cara de firmar el divorcio, nunca serán los actores de Dos hombres y un destino. Serán más bien dos muñecos de guiñol.

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