San Lucas tras la pandemia

Nuestra “Bella ciudad de Luz” ya está en feria entre guerras, inundaciones, incendios forestales, tragedias humanas, etc.; y los jaeneros quieren evadirse de este caos disfrutando de su ferial. San Lucas ha sido siempre garante de alguna lluvia, aunque sea poca, y que solo refresca levemente y embarra; falta nos hace esa lluvia intensa que llene nuestros pantanos. La llegada de la feria me hace volver a mi infancia, cuando mis padres con cinco hijos hacían lo posible, a duras penas, para que disfrutáramos de los cacharricos, con precios abusivos este año de gran crisis económica, junto a los de casetas, etcétera. Hace unos días, tomando un café coincidí casualmente con un mayor que leía este diario interesado por la feria de la capital. Pronto iniciamos una conversación donde este caballero me comentaba lo que había cambiado la feria, me decía que era una feria prácticamente de trata de ganado y algún que otro cacharrico; nada de botellón, ni casetas con mucho ruido, entonces no se trasnochaba, si no era para trasladar el ganado desde muchos puntos de Andalucía a Jaén. Eran otros tiempos, me dijo. Entre pasado y presente de nuestro San Lucas, me quedo en mi barrio.