San Isidro Labrador

    18 may 2023 / 09:01 H.
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    Es un santo simpático, humilde y paradójico: además del patrocinio de los suyos, los agricultores, lo es de Madrid, todo terreno. Cuentan las crónicas que en el Madrid recién incorporado a Castilla vivía un mozárabe, nacido en la taifa toledana, que estuvo al servicio en tierras de labor de Juan de Vargas, uno de los conquistadores; casó con quien después sería Santa María de la Cabeza. Sus virtudes y fama fueron tempranas y se le atribuyen milagros sencillos: el molino que multiplica el trigo, los bueyes que aran mientras reza, el lobo que salva a su burro, la olla para los pobres que no se acaba y la lluvia para el campo en primavera. Esto, tan sencillo que puede parecer una antigualla, merece además de respeto una sonrisa, se vive así en estos días en nuestra tierra —en muchos sitios es fiesta local— y los humildes labriegos y gentes del campo lo sienten y lo celebran como el triunfo de uno de los suyos. En todas partes hay una imagen que veneran y sacan en procesión y —rogativas extraordinarias aparte— es el recurso ordinario al que acuden para pedir el agua para sus parcelas, con una devoción imponente que traigo aquí como un recuerdo de mi pueblo vivido ayer, que no cambia.

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