Salvar la Cámara

    23 oct 2019 / 10:54 H.

    Jaén es una provincia rica en recursos naturales y una situación geográfica envidiable que, por alguna secreta maldición, no encuentra quienes la lleven al progreso; tiene mala suerte con sus políticos que, lejos de hacerla prosperar, luchan entre sí en contiendas estériles. En una de ellas hemos perdido hasta la Cámara de Comercio. ¿Cómo es posible que una corporación pública de base asociativa, amparada por la Administración Pública, esté en quiebra y desaparecida? Eso no pasa más que aquí; la politización, los manejos cainitas, la barra libre en el endeudamiento y el gasto sin control, unidos a la dejación de derechos —y deberes— de quien, por Ley, debía supervisarla, dieron con ella. Un voluntarista grupo de empresarios quiere recrearla, luchan contra molinos de viento; la Cámara vive y solo se podrá recuperar y tener una segunda oportunidad si lo decide la autoridad tutelante, responsable por culpa in vigilando, por no ser capaz de oponerse a los desmanes cuando pudo y debió hacerlo. En vano se cansan quienes aspiran a su renacer; los entes públicos no mueren, solo necesita —saben el camino— que quien la creó y no vigiló, ponga la “pasta” y le diga como a Lázaro, “levántate y anda”.