Ruta de los colonos

    14 oct 2023 / 09:02 H.
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    El domingo 22 próximo se va a llevar a cabo en Guarromán la Primera Ruta Senderista de los Colonos, que organiza el grupo de Senderismo Jaén Norte con el apoyo del Ayuntamiento de Guarromán, y que es fruto del entusiasmo de un joven paisano mío, Alfonso Corral, que ha querido unir deporte saludable, como es el senderismo, con la historia de nuestro pueblo y nuestra comarca, las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena, la Olavidia de nuestros sueños.

    Me ha pedido que como cronista oficial me una a esta ruta y de a los senderistas una semblanza de los lugares por lo que se va a pasar y de la importancia que los caminos tuvieron para los colonos centroeuropeos que repoblaron Sierra Morena, poblaciones que precisamente nacieron entre otras cosas para custodiar el camino real (actual Nacional IV) que unía Sevilla con Madrid. Casi novecientos de aquellos colonos vinieron andando desde sus países de origen, entrado en estas tierras por el Puerto del Rey en el actual Parque Natural de Despeñaperros, los primeros llegaron en el otoño de 1767. Un bosque de 17 encinas, una por cada uno de los 16 municipio de las Nuevas Poblaciones y otra más en honor de la Comisión Nacional Ejecutiva del Fuero 250, fueron plantadas en 2018 en el Parque de Despeñaperros para conmemorar la llegada de aquellos 12 primeros colonos que vinieron a dar vida a estas Nuevas Poblaciones de Sierra Morena.

    El trayecto que se va a hacer en esta Primera Ruta Senderista de los Colonos va a ser el de las aldeas de Guarromán más próximas a su núcleo urbano: Aldea de Los Ríos, Martín Malo y El Altico, un recorrido total de 15 kilómetros que en próximas ediciones se quiere ampliar a otras aldeas de esta Nuevas Poblaciones.

    En el Fuero de Población de 1767 se deja claro cómo debían de ser los caminos que unieran estos nuevos establecimientos, de tal modo que ningún colono debería de andar más de media hora para llegar a su tierra de labor. Por ejemplo, la distancia por estos caminos que hay que hay entre Guarromán y la aldea de Los Ríos, es la misma que hay ente ésta y Martín Malo, y la misma que existe entre la Aldea de El Altico y la de Los Ríos, es decir media legua (2.786 metros), la distancia que puede hacer un hombre a paso normal en 30 minutos.

    Cuenta el sexto conde de Fernán Núñez, Carlos José Gutiérrez de los Ríos y Rohan, que fue a la sazón gentil hombre de cámara (ayuda de cámara) del rey Carlos III, y quién mejor lo conocía en la cotidianidad del palacio, que solía decir este rey que fundó las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía, que era “primero Carlos que rey”, con lo que quería dejar constancia que sus obligaciones como hombre no las eximia su condición de rey. Carlos III fue un hombre austero, parco en el comer, amante del chocolate, irónico, sarcásticamente burlón, con un gran sentido del humor, metódico, cazador empedernido, amante de la naturaleza y dicho en palabras de hoy en día: “respetuoso con el medio ambiente”, aunque fue un rey constructor, que, en palabras del marqués de Esquilache, todo lo que fuera destruir se oponía diametralmente a su genio: A este señor le ha de arruinar el mal de la piedra.

    En 1768, el año posterior a la promulgación del Fuero, se estaba construyendo el camino de Madrid al Pardo. Dio la orden el rey de que se economizara mucho la tala de encinas, hasta tal punto que se dejó un pequeño ensanche en el camino rodeado de algunas de ellas con una en el centro como señal de haberse obrado como el rey había dispuesto.

    Cuenta el conde de Fernán Núñez que cada vez que Carlos III pasaba junto a esa encina solía exclamar: “¡Pobre arbolito! ¿Quién te defenderá después que yo muera?”

    Hay constancia de que el rey Carlos IV mientras vivió la defendió, siendo las tropas napoleónicas las que enteradas del simbolismo de ésta la cortaron para leña nada más poner un pie en Madrid. Sirva esta anécdota para poner de manifiesto que el respeto a los árboles del camino va unidos a la pasión deportiva por “hacer camino”.

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