Ruido

Etimológicamente, la palabra “ruido” proviene del latín “Rugitus”, “rugido, estruendo, alboroto, discordia”. No sólo conocemos estas acepciones sino que, actualmente, las estamos sufriendo en nuestra sociedad de forma tan sorprendente que rozan el miedo. Históricamente, ha sido siempre necesario vocear para luchar por los derechos humanos, para rebelarnos ante la impiedad, para reclamar justicia y esto es y será siempre muy positivo. Sin embargo, todo está rugiendo con gran malestar, desagrado e indignación. Observo imágenes de una España resquebrajada que no merece esto puesto que la violencia, el perdón enmascarado, la trampa, el insulto, el guirigay y el show no tienen cabida en una sociedad democrática como la nuestra y, justo después, una serie televisiva me cuenta todo lo que ciudadanos y políticos tuvieron que bregar afanosamente para tener hoy tanto ganado. Nuestros hijos nos preguntan qué está pasando y los alumnos cuestionan la utilidad de la política: todo es insólito y preocupante. Y, como sonido de fondo, el llanto infantil traspasando el alma por las guerras continuadas unido al de esas mujeres que sufren en silencio sus propias guerrillas. Más sosiego y menos ruido.