Dolor y solidaridad

    22 sep 2019 / 11:10 H.

    Todavía tengo en mi retina las imágenes impactantes del desastre que el agua, cuando se desborda, arrolla y destruye todo lo que encuentra a su paso, incluso las vidas humanas. Es muy difícil abstenerse de emocionarse ante las lágrimas y la desolación de aquellos que han perdido seres queridos e incluso todos los bienes de sus casas amén de animales y cultivos, arrollados por el agua. Pero siempre, ante el mal de la naturaleza surge y prende la llama de la solidaridad: vecinos, parroquias, familiares, policías, bomberos... En definitiva el ser humano que sabe sacar de la desgracia lo mejor de sí, de su humanidad y de sus sentimientos; la raza humana no se ha extinguido de la tierra porque, por encima del egoísmo y de la violencia, el amor ha prevalecido con su hija predilecta la solidaridad. Confieso que me he emocionado contemplando cómo los seres humanos somos capaces de sacar del corazón todo lo bueno y generoso que hay en él. Este desastre natural ha dado lugar a un río de ayuda que no se puede olvidar. Como decía la madre Teresa de Calcuta cuando le preguntaban cómo se podía hacer un mundo mejor: “Empieza por ti”. Eso es la solidaridad.