Revuelo de tunos

13 oct 2017 / 10:30 H.

Hace unos días apareció una imagen en nuestro diario, cuyo pie de foto decía: Tunos “tirados” en la plaza de la Constitución. En la fotografía se veía que tres tunos ataviados con su típica indumentaria, sus instrumentos y unas maletas, se encontraban echando una cabezada a plena luz del día debajo del banco corrido que hay en la Plaza de San Ildefonso. Rápidamente me llegó la noticia a través de las dos tunas que hay en Jaén. Las opiniones eran de lo más variopintas, algunos tratando de quitarle importancia a la fotografía, decían que podían haber puesto por título: ”Tunos de otros continentes esperando la tradicional salida de la procesión de Los Estudiantes en la ciudad del Santo Reino”, aunque en la mayoría de los casos el parecer era muy distinto, con algunos cariñosos adjetivos que más vale no transcribir. Estos tunos eran de la Tuna de Derecho de la Unam de México, que al parecer estaban de paso para el Certamen de Tunas de Cazorla e hicieron parada y fonda en Jaén. Agustín Nogueras, de la Tuna de Peritos, me comentaba que la imagen que se da con esas actitudes es muy negativa por meter a toda la institución en el mismo saco, ya que nadie sabía si esos tunos eran españoles o de otros lares, y la estampa era ciertamente lamentable; me decía: “la imagen de indigencia nos hace mucho daño, ya que Jaén es muy pequeño y la próxima vez que nos vean por la calle seremos los borrachos que duermen debajo de los bancos”. Estos señores de la Tuna de México no conocen el refrán tan español que dice “donde llegues haz lo que vieres”, por lo que deberían de adaptarte a los usos y costumbres del lugar, no solo para no salir perjudicados, sino para evitar que salgan perjudicadas terceras personas o instituciones. La tuna es una tradición española que se remonta al siglo XIII, y que gracias a su carácter viajero se extendió a otras zonas del mundo. Se definía como la Agrupación o hermandad de estudiantes universitarios que portaban la vestimenta de los antiguos goliardos. Estos eran clérigos itinerantes que se hospedaban en los monasterios para poder vivir sin trabajar y que tenían predilección por la música, la comida, la bebida y el desenfreno, (recordemos que el Carmina Burana de Carl Orff está inspirado en los escritos de los goliardos). En textos del Siglo de Oro ya aparece como el estereotipo de estudiante de carácter alegre y pícaro, que gracias a saber tañer algún instrumento, se buscaba la vida y pagaba sus estudios. Los que la atacan dicen que es una institución trasnochada, con cierto olor a rancio y que no tiene cabida en la actual sociedad, que solo hay que mirar el diccionario de sinónimos en el que nos encontramos en este orden, Tuno: golfo, granuja, pillo, sinvergüenza. Los que la defienden dicen que es una institución con grandes valores como la hermandad, la lealtad, la defensa de las tradiciones, el amor a la música y a la sana diversión. Lo que es indudable es que quien pasa por ella queda enganchado de por vida a la música. La semana pasada pude escuchar a dos de los grupos que han salido de las dos tunas jaeneras, unos eran los “Vientos de sur” que actuaron en los Baños Árabes. Este grupo está compuesto por cinco miembro de la Tuna de Distrito de Jaén, se entretienen en bordar todos los estilos del folclore argentino, teniendo individualmente voces prodigiosas, por lo que desde su inicio han dejado boquiabierto a todo el que los ha escuchado. Al otro grupo que vi fue a Charanda, que actuó dentro del Festival de Otoño de Jaén. Este grupo está compuesto por diez músicos, casi todos de la Tuna de Peritos. Lo normal con unos amigos sería decir que desde siempre han sido un grupo magnífico, pues aunque me crucifiquen tengo que decir que cuando comenzaron sonaban normalitos, yendo in crescendo hasta llegar al nivel en que los oí el domingo en el Banco de España, fue un auténtico trallazo. Desde aquí mi más sincera felicitación y en especial a José Ramón Jódar, director musical, por el impecable trabajo.