Respeto
y salario

Hoy hace tres años que la Organización Mundial de la Salud certificó como pandemia a la covid-19. Cuatro días después el Gobierno español declaró el estado de alarma y confinó a la población. La crisis sanitaria destapó la insuficiencia de un sistema de salud público que a lo largo del tiempo ha ido recibiendo menos recursos económicos en favor de los centros de salud privados. Nadie debería olvidar nunca la situación tan precaria en la que todo el colectivo de los trabajadores sanitarios se enfrentó al virus teniendo incluso que fabricarse sus mascarillas y equipos de protección. La profesionalidad y el coraje de la que dieron muestra nos llevó a aplaudirles todas las tardes y valorar su labor como la más importante de todas. Salvaron muchas vidas y asistieron con cariño los últimos momentos de los cientos de miles de fallecidos por la covid. Sin embargo, después de tantas fatigas y emociones no hemos aprendido nada, las agresiones hacia el personal sanitario vuelven a ser tristemente noticia diaria y la sanidad pública sigue condenada a sus carencias. Mientras que con la privatización del sistema pagamos diez veces más al médico privado que al público.