Resiliencia

Resiliencia”, nos remite a la resistencia de los materiales, a la capacidad de aguantar una tensión ejercida, sin llegar a fracturarse, y lo más importante, siendo capaces de recuperar su forma original. Es sencillo ampliar la metáfora, hacerla propia y vernos a nosotros mismos, ante esa posibilidad de sufrir pérdidas y reveses, ante los contratiempos y las dificultades cuando las cosas no son como uno espera... De hecho, la vida, el mundo nos rompe a todos, ¿quién no porta cicatrices? Sólo unos pocos inocentes a salvo; todos soñamos con vernos en un razonable ajuste frente a la adversidad. Vivimos pérdidas, separaciones, cambios que no deseamos, intentamos sobreponernos y al mismo tiempo somos conscientes de que el dolor se acrecienta cuanto más nos resistimos al hecho. Solo nos queda el aliento de saber que la adversidad es siempre el inicio de algo nuevo, y es que actuar de manera resiliente implica resistir a los problemas, pero no se trata simplemente de aguantar, la resiliencia pide cambios y adaptaciones, no es solo una cuestión de tolerancia al sufrimiento.

Vivir la adversidad nos da pie a reconocer nuestra vulnerabilidad, pero al tiempo percibimos que la vulnerabilidad no es una maldición, sino la primera toma de conciencia para crecer. No debemos negar los momentos difíciles, hay que reconocerlos y darles su lugar controlando siempre la interpretación que haces de ellos. Como en un proceso, seguimos etapas: desde una adversidad que puede ser múltiple y variada, pero siempre en común la vivencia de la angustia, la ansiedad, la frustración y el abismo que nos amenaza; a la recuperación que implica levantarse de la caída. Luego vendrá la adaptación, sobrevivir es responder al cambio, con adaptación. Con diferentes ritmos, pero sabiendo que todo resulta menos complicado si se mira al futuro de manera comprometida. Finalmente, la progresión. El proceso es exigente, y sobre todo no renuncies a tus talentos. Solo así se vive con intensidad intentando asegurarnos de ofrecer al mundo todo lo que tenemos, a pesar de los pesares.

Confía en la capacidad humana para hacer frente a las adversidades, superarlas e incluso salir de ellas fortalecido y a menudo transformado. Una capacidad que “a priori” todos la tenemos, que evoluciona a lo largo de la vida, que incluso podemos entrenarla, y aplicarla a nivel individual, como social u organizacional, y favorecerse con un entorno apropiado que ponga mira en esta capacidad. La principal lección que puedes aprender de la vida es: continua hacia adelante.