Reseña de oídas

    07 dic 2019 / 11:52 H.
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    Como libro que es, la Constitución, dentro de su categoría, tiene el aura de un clásico de nuestras letras. Innumerables ediciones después, y casi sin variar un artículo en sus cuarentaiún años de imprenta, no hay individuo de aquí al que no le sea familiar su título. Como obra maestra de nuestros grandes autores, la Constitución ha pasado a la estantería de los libros que todo el mundo conoce y saca citas, pero que muy pocos han leído. De lomo estrecho, papel corriente a cuartilla y con grapa, nació la Carta Magna en un país con dos millones y medio de analfabetos, y un 60% de su población con estudios primarios. Desacostumbrados a leer, nadie de los que votaron en ese referéndum, puede jurar haberse leído aquel librito. Nada que ver con hoy. La versión digital y una página web enterita para el que quiera saber más de la Constitución. Porque ahora, además de haber extinguido el analfabetismo, también tenemos internet. En lo que no hemos cambiado, y así lo confirma el último Informe de PISA, es en comprender lo que leemos. Seguimos de cita en cita, sin pasar una página, siquiera de la Constitución.

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