República

14 dic 2017 / 08:46 H.

Cada cual en el propósito de su función. El ojo ve y no oye y el oído oye y no ve. Pérez de Ayala invoca el dicho de Alfredo de Vigny: el Ejército es el último reducto de la esclavitud. “¿Qué es un uniforme sino una librea de esclavo...?”. El encargado del baile público no puede “bailar con las menegildas como los demás”, eso es cierto. El Rey no hace política. El Rey, que es el encargado del baile público, modera y arbitra; pero el Rey no baila. Tampoco vota; si votara no sería árbitro con encomienda de imparcialidad, sino presidente de la República. Ortega, Marañón, Jimenez de Asúa, Sanchez Román y el mismo Pérez de Ayala fundaron una “Agrupación al Servicio de la República”. Su objeto era recoger y coordinar los vientos favorables que se rebelaban y revelaban en la más estricta confidencialidad. El partido Reformista de Azcárate y Melquíades Álvarez se avenía en 1913 a cohonestar el sentir republicano con una monarquía verazmente democrática. Eso es la “accidentalidad de las formas de gobierno”. No petaría mal en las azarosas calendas que nos toca vivir.