Relaciones saludables

    14 mar 2024 / 09:04 H.
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    El sino de los tiempos es vernos a nosotros mismos como una individualidad extrema, casi fantasmagórica, una suerte de adanismo ficticio, y es normal que sea difícil encajar esa pieza así entendida en el puzzle que somos. Nos entendemos en comunidad, somos seres profundamente sociales, “animales sociales”. Venimos a este mundo con un grado de vulnerabilidad difícil de encontrar en otras especies, por contraste, somos los que más nos completamos y desarrollamos a lo largo de la vida, es esa suerte de “útero social” que le va dando contenido y forma a la criatura vulnerable, absolutamente dependiente y a “medio cocer” que llegó a este mundo.

    Dicen los especialistas que, evolutivamente hablando, el desarrollo de nuestro lenguaje y nuestro cerebro está en relación con la mayor complejidad de nuestras relaciones, de nuestras comunidades en las que nos desenvolvemos. También nos dicen los que saben que el indicador más certero de salud y felicidad, bienestar en nuestra vida, es la calidad de nuestras relaciones. Relaciones interpersonales significativas, y no hablamos de cantidad, o no solo, especialmente es importante la calidad de las mismas. La calidad va a depender del significado que le demos, del cuidado que les otorgamos, del tiempo y el saber que le dediquemos.

    Nuestras relaciones pueden estar basadas en emociones y sentimientos, como el amor, la amistad o el gusto por ciertas cosas, el interés en ciertos campos de la vida o por las actividades sociales, las interacciones y formas colaborativas, entre otros. Su naturaleza es variada, y, además, tienen lugar en múltiples contextos, no pensemos sólo en el círculo más íntimo y cercano. Por ejemplo, pasamos gran parte de nuestra vida en el entorno laboral, con lo que las relaciones con nuestros compañeros son fundamentales para nuestra salud mental y nuestra propia felicidad, y por supuesto para el mejor desempeño profesional. Pueden afectar la satisfacción, la motivación, la eficiencia y productividad de una empresa, el trabajo en equipo, la resolución de conflictos, la retención de talento..., es decisivo fomentar relaciones saludables y respetuosas para crear un ambiente positivo.

    Las relaciones sanas, en todos los contextos, se construyen no se crean de manera espontánea, requieren esfuerzo, dedicación, respeto, comunicación y mucha confianza. Sobre esa base podemos atender los retos que también suponen, conflictos e incomodidades que se van a presentar seguro, y que además son necesarios para nuestro crecimiento personal y profesional. Así, en la búsqueda de relaciones que nos ayuden a crecer, que nos nutran, enfócate en lo que puedes hacer para construirlas y darle ese carácter sano. Cuida tus relaciones, cuando son sanas, podemos encontrar el apoyo y la motivación en los otros. Una relación saludable debe hacerte sentir cómodo contigo mismo y con la persona que eres.

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