Reivindico la locura

Acabo el año reivindicando desde esta esquinita, la locura. Esa locura sana, necesaria; ese estado de rebeldía como el mejor de los caminos para transitar una realidad muy apremiada de sueños y utopías. Seamos locos, comportémonos como tales, nadie puede impedirlo y la sociedad necesita impregnarse con el batallar de todos los que osan y se atreven a hacer el camino sin pensar en las consecuencias. Demos por hecho el descrédito con que una sociedad pacata, nos señalará, da igual. A los locos solos se les reconocen sus méritos pasado el tiempo, las más de las veces cuando ni siquiera pueden saborear un trago de ese inmejorable vino de la mejor cosecha, la que lleva etiquetada “llevaba razón”. En un suspiro comenzarán los años 20 del siglo XXI, utilicemos la fecha para hacer de lo que se avecina, una bonita y fructífera época. La historia está ahí, hace un siglo llegó una tormenta de aire fresco a muchas sociedades, a la cultura, la música, la literatura; imitémoslo. Y por favor, no seamos insensatos, no tachemos a los locos de aquello que no son, resultan imprescindibles.