Regreso al pasado

    06 feb 2020 / 08:48 H.
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    Esto no ha hecho más que empezar. La polémica sobre el pin parental no es más que un botón de muestra de lo que nos espera. A un país hastiado, estadísticamente, de su clase política, se le está empezando a adoctrinar en teorías maniqueas y amenazas apocalípticas. Desde la apropiación de los símbolos de todos, o la simple manipulación de la realidad, se marca la frontera de la ortodoxia y la legitimidad. Pretenden convencer a la ciudadanía de estar en posesión de la verdad constitucional; mientras que los otros sólo son las marionetas políticas de fuerzas extrañas que conspiran para acabar con la democracia. Así, están escribiendo lenta pero eficazmente un relato que se parece demasiado a una historia pasada, cuando las libertades y los derechos no eran sino el vago recuerdo de un sueño fracturado. Con esa misma antorcha curiosamente alumbran un tiempo nuevo en el que regresamos a la segregación por sexos en las escuelas, donde la diversidad se castiga una vez más con el estigma de lo prohibido, una época en la que los recién llegados se convierten en potenciales criminales que atentan contra lo nuestro. Necesitamos un antídoto contra tanta irracionalidad.

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