Regresando al sueño

    25 jun 2022 / 16:00 H.
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    Todo tiempo es evocador. Luz, compañía o soledad, palabras o silencio... conforman lugares de reflexión, misterio y esa perplejidad que regresa la memoria donde figuraba el sueño y el vislumbramiento que, hace ya muchos años, percibíamos lejano. Años, en fin, de aquel “Jaén la Nuit”: poemario del cubano Julio Enrique Miranda, a cuyo regreso de Lisboa me regaló un clavel de esperanza conservado entre las páginas de un libro, hoy perdido, en el que habitaba también, otra joya floral procedente del trono de Nuestro Padre Jesús regalado en la primavera del año 2000 por el poeta y amigo Juan Manuel Molina Damiani. Ambos escritores coincidían en una flor que se corresponde por igual con el aliento espiritual que habita en una procesión del Sur y el espíritu de paz que adorno el cambio, mítico, de aquella sociedad lusa que, probablemente, intervino también en la mutación social española que permitió, por vez primera, votar en 1977. Un nuevo clima comenzaba a vertebrarse y, aquellas tierras de olivos y cortijos blancos cantadas por Antonio Machado, eran recuerdo histórico, para convertirse, según deja percibir Platón, en una categoría de memoria ética superior al pensamiento de la propia filosofía.

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