Referendos ya

    01 jul 2023 / 09:47 H.
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    El eje central del 15-M, aparte de denunciar la corrupción, los desahucios, el paro, los recortes, fue la exigencia de participación activa de los ciudadanos en la gobernanza del país, denunciando tanto el carácter escasamente democrático de los partidos y de la ley electoral en vigor. También se criticó la forma de actuar de las Cortes y de los diferentes parlamentos autonómicos. Y se expresó en las calles el profundo rechazo a la monopolización del concepto de democracia como un sistema que única y exclusivamente puede desarrollarse por la vía indirecta, es decir, representativa. No se criticaba la democracia, sino un sistema que era excluyente.

    Y todo aquel movimiento de indignados españoles tuvo un enorme eco en las portadas de periódicos de todo el mundo y en las redes, y se convirtió en un referente internacional y en un ejemplo para otros que vinieron posteriormente. El pueblo, al que se trata como si fuéramos menores de edad, se echó a la calle y consiguió hacer temblar el bipartidismo y que la política tuviera un código ético más exigente; se reactivó el feminismo que languidecía al igual que la conciencia ecológica; y se canalizó también en la corriente municipalista con los ayuntamientos del cambio como fueron Madrid o Barcelona. Que en estos años hayan surgido todos esos portales de transparencia o que los políticos publiquen sus declaraciones de la renta es algo que antes era impensable. Pero creo sinceramente que no se logró lo más importante: remover las bases de la democracia española.

    A pesar de la idea difundida por parte de los poderes económicos, políticos y mediáticos conservadores, y algunos que se autodefinen como progresistas, de que el 15M ha desaparecido, la realidad es otra. Continúa activo y se reproduce en distintas formas, que van desde los altamente efectivos yayoflautas a las Plataforma de Afectados por la Hipoteca, entre muchos otros, y continuará creciendo y apareciendo en distintas formas.

    La gran mayoría de la población somos tratados como niños de teta, como dicen en mi pueblo, en Albanchez, o como niños de no más de tres años a los que ni siquiera se nos puede dejar solos para cruzar una calle. Al parecer los intereses comunes, su comprensión y la resolución de los problemas que se derivan de ellos esquivan la inteligencia de los que somos la mayoría de la población y la opinión pública y solo hay una clase especializada de hombres responsables lo bastante inteligentes para realizar esa tarea. Solo esa élite sabe qué es lo que nos conviene. Y es aquí, como dije en mi anterior artículo, donde se encuentran en sus supuestos ideológicos la teoría democrática liberal y el marxismo-leninismo. Sinceramente, en mi opinión, esto puede explicar muchos vaivenes de personajes de nuestro tiempo. Estos individuos vieron lo fácil que es pasar de unas posiciones a otras sin experimentar alguna sensación específica de cambio. A veces solo es cuestión de ver dónde está el poder. Es posible que haya una revolución popular que los lleve a todos a asumir el poder del Estado; o quizás no la haya, en cuyo caso simplemente apoyan a los que detentan el poder real: la comunidad de las finanzas. Pero, según su concepto de democracia, harán lo mismo: conducir a las masas ineptas e incompetentes, como menores de edad que somos todos, hacia un mundo del que somos incapaces de comprender nada por nosotros mismos.

    El 23 de julio podremos gozar del favor de liberarnos de ciertas cargas en la persona de algún miembro de las élites ejecutivas que piensan, entienden y planifican; se nos permitirá decir: ¡Queremos que tú seas nuestro líder! Y todo ello porque estamos en una democracia y no en un estado totalitario. Después, ya liberados de nuestra carga, y traspasada a la élite, se espera de nosotros que nos apoltronemos y seamos espectadores de la acción, no participantes. Esto es lo que sucede cuando se hacen las cosas como Dios manda ya que somos demasiado tontos para comprender las cosas y si participáramos en la gestión de los asuntos que nos interesan o afectan solo serviría para crear problemas y líos. En fin.

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