Recuerdo a mi amiga

    04 jun 2019 / 08:26 H.

    En esta ocasión, y con todo el respeto, no voy a hablar de mi barrio. Hay algo que me afecta más. Mi amiga, mi compañera de despacho, nos dejó hace unos días, una niña siempre sonriente, cariñosa, muy profesional trabajadora y, sobre todo, esperanzada en que todo saldría bien. Pero la vida le dio un revés, imagino que porque en el cielo necesitaban un ángel como ella. Siempre estaba embarcada en algo nuevo: estudiar idiomas, preparar oposiciones, correr a diario e incluso en la carrera de San Antón, hasta que ya no podía correr. Una vez su madre me dijo que ella era sus pies y sus manos, y ahora te encuentras con esa mujer mayor que no aguanta el peso de tantas pérdidas, y te destroza. Teníamos pendiente un café que no llegó porque su marcha fue muy repentina, pero, amiga mía, nos lo tomaremos allí arriba. Preciosa mía, con todo lo que has pasado sin perder esa sonrisa, te echo de menos, cada día pienso en que tengo comentarte algo o hacerte una consulta, no me creo que ya no estés. Mi amiga, tú que eras tan creyente, deseo que Dios te bendiga y te tenga a su lado. Un beso eterno.