Quienes miran, acechando
En política, existe una suerte de voyeurismo que no es, en modo alguno, equiparable a la práctica insana a que literalmente se refiere el termino galo del que deriva. Aún más, de su ejercicio no se desprende morbo alguno sino conocimiento respecto de lo que un personaje público debe de ilustrarse. Así resulta generalizada la atención de la total clase política del mundo que concitan los debates en EE UU, entre un aspirante, al parecer, desequilibrado. Así que a mí me recuerda el juicio de Samuel Beckett “Todos nacemos locos. Algunos siguen siéndolo toda la Vida”, frente al otro aspirante, cuyas limitaciones en razón de la edad nos conduce a una lamentable convicción: la democracia no siempre acierta. ¿Quién piensa que el porvenir de la más grande democracia del planeta debe de pender del combate dialéctico entre un delincuente y un viejo político, notoriamente disminuido? Desde hace meses, se viene exteriorizando por la UE, la ansiedad que produce la elección de cualquiera de los Candidatos, a los efectos de preservar la seguridad de Occidente, realizándose la siguiente observación: “No podemos esperar cada cuatro años a ver de qué lado caen las elecciones en EE UU”. Es obvio que por la casi totalidad de ojeadores de la realidad política ajena, se constata que la elección de candidatos ha sido y, al parecer, será absolutamente desafortunada. Todo ello ocurre, acaso, por cómo ha evolucionado la gestión política y cuál es la tendencia: es más relevante que la propuesta política que se defiende, la podredumbre, la miseria, la corrupción que pueda descubrirse, en el adversario. No creo que haya que mencionar ejemplos, toda vez que, diariamente, nos desayunamos con que el primo hermano de tal o la amante de cual están robando a manos vacías. Se nos olvida aquella verdad atribuida a Alfonso X el Sabio: “Los cántaros cuanto más vacíos más ruido hacen”. Ocurre con la corrupción como con el orgullo: Lo que más irrita a los orgullosos es el orgullo de los demás. La manía de escudriñar por el ojo de la cerradura de la vivienda del adversario para imputar delitos, desencuentros o deslealtades, se halla tan extendida que ya dificulta la percepción de lo que es absolutamente exigible para la totalidad de los ciudadanos, esto es, de aquello que constituye la verdad política., Y la triste secuela de lo dicho, se produce en el ámbito local. ¿En qué trámite se encuentra el tranvía de Jaén? ¿Se haya alguien pensando en cómo solucionar el despoblamiento de Jaén y de gran parte de la provincia? A parte de los esfuerzos constatados por el Ente Provincial, cómo se mide la cultura en una ciudad en la que el proyecto más dilatado de su permanencia y publicación, la ostenta la revista de Flamenco, CANDIL? Con todo, la peor de las democracias es mil veces preferible a la mejor de las dictaduras.