Quién mata a un niño

    13 jul 2024 / 08:56 H.
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    Somos casi cuarenta y ocho millones de personas los que contamos como habitantes de este país, cada cual de su padre y su madre y a la vez todos españoles y españolas que hacen su vida en cualquiera de las autonomías que conforman este privilegiado lugar del sur de Europa, donde dejaron sus huellas las más importantes civilizaciones y culturas de la historia. Somos altos, bajos, morenos, rubios, castaños, feos, guapos, ricos y pobres, y sobre todo humanos que les corre por la sangre el mismo color que al resto de sus semejantes. De distintas procedencias, religiones e ideologías somos cara a cara sin distinción ni complejos, unos locos apasionados defensores de lo que dicta nuestra, muchas veces, cabezota. Hemos llegado a las manos más de la cuenta, y aunque ahora parezca que se estén rifando hostias, ya hace tiempo que aprendimos a dialogar y soportarnos. Somos al fin modernos, libres y democráticos, formamos parte de un país que a pesar de sus trifulcas y defectos, acierta siempre en socorrer allá donde suceda una guerra o un desastre. Siempre es más fácil la logística cuanto más lejos esté la desgracia. Por eso los niños y niñas migrantes son un peligro.

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