Querencias electorales

26 may 2023 / 09:33 H.
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El desembarque de los jefes de filas de los partidos políticos de ámbito nacional en los procesos electorales de carácter local es algo que viene siendo habitual ya en nuestra democracia. Entra dentro de lo normal que los mandamases apoyen a sus compañeros de partido y candidatos en cada comunidad o municipio. Pero una cosa es el apoyo puntual y discreto y otra el atraco electoral de usurpación de relevancia —personal y electoral— pervirtiendo el objeto primordial del proceso, que no es otro que el de elegir a los mejores alcaldes y concejales para nuestros pueblos y ciudades. Lanzarse al ruedo político, especialmente en el ámbito local o municipal, ya de por sí requiere bastante valor. Valor político, sí, pero sobre todo valor personal. Entre otras cosas porque es en ese terreno —y no en la corte— donde, con sus problemas reales y cotidianos, se tiene que pasar uno más cerca a los ciudadanos, siendo mucho más fácil que te lleves la cornada o que te cojan los engaños. El ámbito, en política es fundamental. Como lo es mantener el respeto y las distancias entre las instituciones sin que ningún gobernante pretenda ocupar terrenos o funciones que no le corresponden. La separación de poderes debería hacerse efectiva en todos los niveles. También en las elecciones. Aparte de que no sería la primera vez que lo que empieza con la intención de ayudar echando una mano acabe con la misma mano, pero en el cuello y ahogando al ayudado.

Para una correcta interpretación de lo que sucede en el ruedo de una plaza de toros hay tres o cuatro conceptos que conviene tener claros: El conocimiento de los terrenos, el sentido de las distancias y el atinar con las querencias. Y a la hora de la verdad hay que dejar tranquilo y solo al torero de turno y a su cuadrilla. Cada uno tiene su sitio en la plaza. Y los “figuras” nacionales, especialmente el presidente del gobierno, que destaca sobre manera con sus sorpresas de chistera, deberían taparse más en la barrera y salir al ruedo solo lo justo y necesario, dejando el protagonismo al que realmente se la juega. Desgraciadamente la importancia de la política municipal vuelve a ser difuminada entre promesas globales, mensajes generalistas y —lo que es peor— los desprecios y la negación sistemática del adversario.

Hay que huir de las televisiones generalistas de mensajes precocinados y acudir a ciertos foros y medios locales —como este diario— para poder bajar a la realidad cotidiana de lo que se cuenta o se discute en cada plaza. Porque hasta los eslogan de los carteles suelen hacerse en serie y valen lo mismo para una capital andaluza que para un pueblo de La Rioja. Hay uno muy curioso que puede servir de ejemplo. Es ese que dice “Vota lo que piensas”, y que podría completarse perfectamente con otra leyenda: “pero no le des muchas vueltas”. O sea, no te compliques y déjate llevar. Para mi gusto en lugar de “vota lo que piensas” hubiera quedado mejor “piensa lo que votas”. Los expertos habrán valorado lo que viene mejor para afianzar el voto a favor de la querencia. Pero bueno, que para pensar tranquilos ya se acordó en su día que antes de votar hubiese un día de reflexión. Después sabremos quién será el ganador y si el gobierno será de un solo color o si tendrán que torear al alimón. En cualquier caso, lanzarse al ruedo municipal ya merece una justa y sonora ovación.

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