¿Qué es un Rey para ti?

    08 ago 2020 / 16:31 H.
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    Varios años nos adentramos en el aula, tijeras, papel e imaginación en ristre, en las disquisiciones acerca del significado de “ser Rey” a los ojos de unos niños y niñas que ansiaban participar en el certamen ¿Qué es un Rey para ti? Habíamos recorrido en libros, documentales y recortes de prensa la historia de Juan Carlos I y la de la España en la que reinaba pero no gobernaba. Una afirmación “complicada” ya que la idea infantil de que un Rey puede chasquear los dedos y conseguirlo todo parece indisolublemente ligada al poder que la corona otorga. La magia de los cuentos de hadas, princesas, reyes e infantes más o menos azules perpetraba una curiosa distorsión en la que la realidad no siempre encajaba como tal. Aun así, la figura de Juan Carlos I aparecía en los ingenuos trabajos presentados como el caballero salvador, el guardián del país, el depositario de los siglos pasados, el guía de los ciudadanos colocado un paso más arriba de los partidos políticos y las ideologías. El hecho de su incardinación en el marco constitucional democrático aparecía ligado a su trabajo en y por la Transición y en los avances de España tras el franquismo. Hoy, si tuviéramos que volver a hacer aquellos trabajos en clase nos toparíamos con una pléyade de informaciones contradictorias, de aplausos y de dardos, de apoyos y de agravios. Alguien ha escrito que han oído al Rey emérito comentar que las nuevas generaciones lo recordarán solo por matar elefantes, “bailar” con Corinna o trapichear con maletines y comisiones. De paso, una corriente efervescente aprovecha para denostar al sistema monárquico, promover una futura república y, por supuesto, dar por finalizado el llamado “régimen de la Transición”. ¿Cómo contestarían ahora aquellos alumnos ante la misma pregunta? ¿Ven del mismo modo la figura del Rey? ¿Confían en la institución? La convulsa historia de nuestra España tiene episodios censurables bajo mandato “real” y bajo el manto republicano. No es cuestión de comparar ni de colocar ambos en distintos platos de la balanza del tiempo. Obviamente también hemos de considerar aspectos positivos y avances en ambas opciones. Mas en un lado que en otro según quien opine, claro. El acuerdo se antoja complicado. Aun así, las monarquías parlamentarias encabezan las clasificaciones de democracias estables y con calidad en nuestro entorno. Quizá el quiz de la cuestión sería responder, de nuevo, seria y profundamente, a la pregunta de aquel concurso: ¿Qué es un Rey para ti? La respuesta, en un país con aspiraciones federales, brotes independentistas, distintas lenguas, sensibilidades dispares y políticos de escasa altura de miras será, a buen seguro, un indicativo del futuro que nos espera.

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