Que a nadie se le olvide

05 may 2023 / 10:36 H.
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La sequía conlleva consecuencias a medio plazo. No se trata de que no llueva ahora y que el campo se vea más bonito, de que con este calor los días se vuelvan irrespirables, sino de que no habrá cosecha el año próximo, con la subsiguiente escalada en los precios y las necesidades. Como siempre, al capitalismo le viene de perlas las crisis, porque a río revuelto, ganancia de pescadores. Que nadie se llame a engaños, porque asistimos una vez más al timo más antiguo del mundo, ese por el que el rico le hace creer al pobre que se preocupa por él. La derecha usa las armas que mejor sabe esgrimir, que son las mañas y artimañas de la demagogia, ahora condimentadas del populismo de Ayuso y sus secuaces y, en general, las palabras revestidas de terciopelo. Esa es su especialidad, el guante de seda. Luego, cuando llegan las rebajas, te suelen espetar lo mismo, y es que “todos debemos apretarnos el cinturón”. Pero no significa ajustarse el cinturón para todos igual, y lamentablemente los planes salen peor de lo que se pensaron en su momento. O sea: la derecha posee una habilidad innata para hacer las cosas, y hay que reconocérselo, y es ciertamente engatusar a los trabajadores, persuadiéndoles y haciéndoles pensar que verdaderamente se encuentran en el lado correcto. Señoras y señores, he aquí las raíces del nepotismo y la estulticia humana, la estratificación social, las causas de la injusticia y la historia de la miseria. Etcétera. Después no se quejen si no se lo he advertido. Si no se lo han advertido, convendría apostillar, porque yo no he sido el único, ni el primero, aunque hoy en día parece casi un disparate repetirlo, pues nadie apostaría dos céntimos por el bien común, los intereses colectivos, o por las estribaciones de una utopía, pero sí por llenar el carrito de la compra hasta las asas, adquirir cajas de langostinos congelados en oferta, paga dos y llévate tres, y cualquier cantidad de cerveza marca blanca con la que llenar indefinidamente la barriga. Esto es la vida y luego aparece la dispepsia, o más bien habría que recordar que el calor ablanda el cerebelo de los tibios, derrite el juicio de los indecisos, descompone las componendas de los indiferentes, reconstruye las ruinas de los pusilánimes, y así sucesivamente. Cómo no: la culpa de la sequía es de Sánchez... no, de los socialistas. En todo caso, váyase, señor Sánchez. Ahora es el sanchismo, y ahí estaremos machacando hasta echarlo. Dice el señorito: “¿De verdad necesitamos tantas ayudas y subvenciones? ¿Para qué tantos derechos? ¿La sopa boba? Lo que de verdad hay es mucho vago que no quiere trabajar, y a todos esos que cobran el paro dejádmelos a mí, que les iba yo a dar un pico y una pala para que limpien cunetas por las carreteras, para que hagan algo, limpien calles... Les hemos acostumbrado a eso, a darle dineros sin trabajar, y estamos creando delincuentes, que eso es lo que son, una panda de delincuentes...” Eso dice el señorito, y lo malo es que la gente le ríe la gracia... Sentenció Julio Cortázar, el inolvidable escritor argentino, que el truco consiste en volverse fuerte de corazón sin perder la ternura. Haría falta tener más presentes palabras como estas, para contrarrestar de un modo u otro al señorito. Suaviter in modo, fortiter in re, que rezaba la máxima latina. Suave en las formas, firme en el fondo. Que a nadie se le olvide.

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