Puede ser necesario votar

08 jun 2018 / 08:09 H.

Ha pasado la vorágine de los últimos días en los que se han vivido episodios políticos que quizás muchos no hubieran podido imaginar porque ya se daban casi por descontadas en las urnas la mayoría de las consecuencias previsibles de la corrupción rampante que afecta de forma bastante generalizada a la desacreditada clase política española. Parecía ser que este país habíase acostumbrado a convivir con gente que entiende la política no como acto de servicio a la sociedad sino como mero instrumento para conseguir el poder y medrar en base a su peor ejercicio, sin ningún respeto a las más mínimas reglas de la decencia y honradez, y con pleno desprecio al conjunto de la sociedad y al sistema democrático que todos invocan y casi ninguno se esfuerza en salvaguardar. Una sentencia judicial ha sido la espoleta que ha servido para demostrar una vez más que el pueblo calla y otorga hasta que se colma el vaso de la paciencia y estalla. En esta ocasión y por primera vez en la historia reciente se ha votado de forma casi unánime una moción de censura, no a favor del candidato que con ansia desmedida de poder y sin exponer programa de gobierno se postulaba como banderín de enganche contra la corrupción, sino en contra de un presidente que siguiendo su filosofía de vida ha dejado pudrir el problema hasta que el hedor ha resultado insoportable, consiguiendo aunar en su contra y en el mismo bando a una amalgama de intereses que no tiene ningún sentido razonable porque son tan dispares y encontrados que lo que hoy ha resultado posible y útil para descabalgar una plaga se demostrará pronto que no sirve para gobernar porque se ha sustituido un mal cierto por otro que todavía no es prudente calificar pero que muchos consideran que podría resultar en algo peor, no por la ideología del partido que ha de formar gobierno, el cual ya ha ejercido el poder en más de una ocasión con resultados que cada cual puede calificar según su mejor criterio, sino porque los obligados acólitos que le han aupado sin duda alguna comenzarán a pasar el cepillo antes de que se inicie la ceremonia y ya se sabe que aquel que con tiernos infantes pernocta, excrementado alborea. Y espero que ustedes me crean si les digo que casi todos ellos ya han demostrado hasta la saciedad que no son de fiar, así que mucho me temo que hoy antes que mañana los tales nacionalistas, populistas, golpistas y demás incómodos y obligados compañeros de viaje aceptados al convite son capaces de todo con tal de conseguir sus más inconfesables objetivos, y no tendrá muchos días de gracia este gobierno antes de tener que enfrentarse a la dura realidad de que no es posible nadar en aguas procelosas sin ser pasto de las pirañas que se han especializado en hacer jirones de la igualdad y la concordia entre los pueblos de España, porque ellos se sienten diferentes e incluso superiores y tienen que cobrar su peaje. La lógica de los hechos que es previsible esperar en estas circunstancias hará que el nuevo presidente al que deseamos suerte, tenga que enfrentarse a la incómoda realidad de tener que tomar decisiones de Gobierno que no podrá sustentar con los diputados que le son afines y los peajes a pagar quizás le resulten demasiado onerosos en cualquier momento, en especial aquellos que pudieran tengan efectos sobre la estructura del Estado donde encontrará la oposición del partido que acaba de desalojar del poder y del otro partido emergente de centro derecha que estarán ojo avizor para mostrar las posibles gabelas que parezcan haberse podido pactar para hacer viable la pasada moción de censura. Cualquier flaqueza ante el envite separatista tendría consecuencias muy negativas en la credibilidad de los actuales líderes del partido socialista, pues sus bases siempre han luchado por la igualdad y el respeto mutuo de todos los españoles y es posible que ellos fuesen los primeros en sentirse defraudados. Quizás no sea deseable gobernar en estas circunstancias y lo más sensato puede ser ir a una convocatoria de elecciones que clarifique el mapa político y ponga sobre el tapete la realidad de esta sociedad, que ha sido zarandeada de forma brutal por el envite de la corrupción y el secesionismo. Podría ser que ahora después de tan graves problemas sea muy otra la forma de gobernar que desea la mayoría. Por todo esto, puede ser necesario votar.