Pueblo cobarde

    02 abr 2023 / 09:00 H.
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    Frente a la Diosa, que llora, secuestrada por leones, los versos a borbotones, encienden la roja aurora. Los Palacios, insultantes, desde Zarzuela hasta El Pardo, su origen de picos pardos, esconden entre diamantes que adornan kilos de oro, usados como sombrero, cambiando a piel de cordero la que fuera piel de toro. ¡De ejemplo estás sirviendo a pueblos que van cayendo! Que es disparate tremendo protestar solo diciendo: “Líderes de la Nación: en asuntos de pensiones, en salud y educación, ¡no nos toquéis los cojones!”. Bien suena la hipocresía, en manos de la poesía, maltratada. Como de ser cobardía, se convierte en valentía, deshonrada. ¡Como teniendo razones para arrancar los portones más sagrados, no arrancas de los sillones, los arrugados cartones, depravados! ¿En qué cueva te escondiste, la última vez que caíste, tan profunda, tan oscura que no viste, la luz de la que naciste, tan rotunda? ¿Ves venir los nubarrones que anuncian sus acciones?

    ¡Te falta un par! ¿Aún te empeñas en canciones que evitan las rebeliones? ¡Te falta un par! ¡Te falta un par de tú sabrás! ¡Cojones! Que sigues cayendo sumiso y cobarde, con tan sólo mencionarte, la Prima de Riesgo y su puta madre. ¿Y no eres capaz de acordarte del Himno de Riego? ¡De puta madre!

    ¿Quién te enseñó el olvido? ¿Dónde tus padres atlantes? ¿Dónde tus mentes brillantes? ¿Dónde quedó la locura, de aquel caballero andante?

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