Pueblo, cine, bandera
Fíjense que iba a escribir sobre cómo el concepto de pueblo tuvo su sentido allá por el Romanticismo, pero que desde entonces no ha sido más que una cortina de humo utilizada por el poder para esconder los intereses de las clases bajas —e imponer los suyos—. y alimentar todo tipo de nacionalismo —español y catalán, por ejemplo—. Porque díganme, en serio, el pueblo ¿quién es? Pues sí, de eso iba a hablar, hasta que he leído que José C. Ojeda con Foco Henri Langlois vuelve a dar guerra para que Jaén tenga una filmoteca en la que se puedan ver todas esas pelis que no se ven en Jaén y he recordado, entonces, lo feliz que yo era yendo al cine de la UPMJ, creo que los martes, para ver, por ejemplo, la última de Lars Von Trier que, de no existir ese ciclo, nunca hubiera llegado a Jaén. Y me he dicho “ojalá esta vez salga” porque, aunque la historia parece decirnos que la cultura no nos cura de nada, quizás sí, quizás un poquito. Ay, qué alegría más grande, si el buen cine en Jaén aflojara la compra de banderas patrias en los chinos.