Prudencia después de la victoria

    06 jun 2019 / 08:42 H.

    En otras de mis columnas ya indiqué aquello de que si malo es perder, peor aún es ganar si no se sabe gestionar bien la victoria. Y es que la primera regla del victorioso ha de ser el comprender que se gana más por los errores del otro que por los méritos propios. Cuando no se analizan correctamente los hechos que han tenido lugar, también, desde luego, teniendo en cuenta los aciertos alcanzados, se puede entrar directamente en el camino de la derrota. En Úbeda hay una victoria rotunda y derrotas clamorosas. Cierto es que no se debe plantear una batalla cuando la superioridad del contrario es abrumadora, y aquí se han presentado a la lucha huestes carentes de toda posibilidad de vencer, ganas de cerrar los ojos y lanzarse contra las filas enemigas en ataque suicida, máxime cuando cada ala y cada sección va por su lado y no cohesiona ni cierra filas en el ataque, lo que hace más fácil la victoria del potente enemigo. La señora Olivares renueva mandato y, esta vez, con abrumadora y comodísima mayoría. Se ha paseado por el campo de batalla triunfalmente. Por esto le pediría que fuese muy prudente en su nueva etapa y que huya de cantos de sirena. Le irá muy bien.