Prometer y no cumplir

21 may 2022 / 16:00 H.
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El profesor Tierno Galván manifestó en ciertas ocasiones que lo prometido en las elecciones está para no cumplirse y en nuestra Comunidad Autónoma, Andalucía, y en nuestra ciudad, Jaén, volvemos a estar en período electoral con el consiguiente acompañamiento de procesos de propaganda permanente para competir por espacios mediáticos donde soltar algaradas con poco apego a la verdad y alejadas de la realidad cotidiana de la sociedad en la que vivimos. La ciudadanía jiennense sabe mucho de eso y es necesario reflexionar sobre las ideas de la política, los partidos políticos y los políticos con objeto de que las promesas incumplidas no generen una desafección hacia el sistema democrático.

En estos próximos días asistiremos (recuerden de una vez para otra) a multitud de actos de propaganda electoral bien de manera presencial o bien a través de los medios de comunicación que tienen una connotación especial: tratan de ser persuasivos y para ello no dudan en proclamar promesas que en muchas ocasiones no van a poder cumplir y que producen un enorme distanciamiento entre lo que nosotros esperamos de los políticos y lo que ellos pueden ofrecernos. Por otra parte, en lugar de hacernos llegar el mensaje de su programa electoral, volverán a denigrar al otro, al adversario, en un afán a veces grotesco de desacreditar al contrario para invalidar sus argumentos, pero sin clarificar los suyos propios. Las campañas electorales deben ser una exaltación de la libertad de expresión donde se ponen a debate las problemáticas de la sociedad, concretamente las de la sociedad jiennense, y en las que se debe actuar con rectitud y honradez. Es cierto que son muchas las promesas incumplidas desde las últimas y anteriores elecciones y que producen un sonrojo sideral desde una perspectiva macro, global: tasas de paro, falta de infraestructuras, inversión inadecuada, idea de ciudad moderna, comunicaciones etc., que se traducen después, a nivel micro, en lo que todos sabemos: ferrocarril, tranvía, museo, Colce..., por las que llevamos años suspirando sin que nadie nos haga el mínimo caso. Es una cuestión, como indicaba al inicio, de política y de políticos. La política emerge cuando los hombres y mujeres se encuentran para tratar asuntos comunes que les conciernen a partir de la palabra y la acción con grandes dosis de respeto a la pluralidad y a la manifestación de la libertad humana. La política, por tanto, nos atañe a todas las personas y no sólo a los políticos. Sobran ejemplos de quienes detentan hoy el poder político y han desencadenado incredulidad en la ciudadanía ante la inconsistencia de sus actuaciones que responden más a intereses individuales que a los colectivos, aunque por suerte esto no es generalizable.

Ya estamos asistiendo desde hace algunos días al gran acto de comunicación humana ante el período electoral que se avecina. La comunicación, por tanto, cumple un papel importante en los sistemas democráticos porque nos permite conocer el ejercicio de los gobernantes y elaborar libremente nuestra forma de pensar y actuar y los políticos necesitan contar con nuestro apoyo para legitimar sus acciones (las realizadas y las prometidas y no realizadas) y garantizar su permanencia y la de su partido en el poder. Pensar en la comunicación política moderna nos ubica en el desarrollo de los medios de comunicación, donde la transmisión de mensajes por parte de partidos políticos y ciudadanos o bien entre gobernantes y gobernados será muy prolífera y en muchos momentos hasta cansina. Sin embargo, como actores de la política, la ciudadanía tiene la obligación de escuchar propuestas verosímiles y coherentes, sin necesidad de denostar al contrario, que sean efectivas para el logro de una mejora en la agraviada sociedad jiennense. No debemos olvidar, decía Pablo Neruda, que la causa de tu (nuestro) presente es tu (nuestro) pasado y que la causa de nuestro futuro será el presente. Si lo olvidamos volverán las oscuras golondrinas.

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