PROA

05 nov 2018 / 11:42 H.

Los empresarios, como personas posibilitadoras de empleo, generadoras de riqueza, dinamizadoras del desarrollo social del territorio y del crecimiento integral de las personas que en él conviven, no lo tienen nada fácil. Menos aún cuando además de las dificultades intrínsecas que conlleva el conseguir hacer sus proyectos profesionales sostenibles, han de convivir con un entorno político, legal y socio económico convulso y que ofrece pocas garantías de estabilidad, que tan necesaria resulta para conseguir fraguar modelos de negocio que apoyen nuestra economía real.

Gestionar proyectos y dirigir personas nunca fueron tareas sencillas. La primera de ellas, con la espada de damocles de la rentabilidad como compañera de viaje y la segunda, como lo más parecido a tratar de pastorear gatos. Complejas tareas, que son inherentes a la responsabilidad y el compromiso que uno asume cuando decide ser empresario.

El hecho de ser empresario “con mayúsculas” te concede la madurez necesaria para reflexionar acerca de si, en este vertiginoso carrusel en el que estamos todos subidos, el cual responde al nombre de vida, es la honradez una virtud inherente a nuestra forma de ser y entender.

Reflexionar no solo es necesario, sino que es el obligatorio paso previo para hacer un ejercicio de humildad, mirarnos el ombligo, dejar de escuchar por un momento los gritos de nuestra jefa: la cuenta de resultados, y tratar de adivinar el futuro.

Reflexionar de manera conjunta es siempre una fórmula más enriquecedora que hacerlo de manera individual. Elegir un momento especial para hacerlo, un foro adecuado, es sin lugar a dudas, buscar la coyuntura favorable para que de forma natural, surjan las palancas necesarias que nos lleven a pivotar hacia objetivos, estrategias o acciones que inicialmente no contemplaba nuestro plan de negocio.

Y es por ello, por lo que a través de esta líneas quiero mostrar mi más humilde y sincero agradecimiento a un grupo de empresarios y emprendedores de nuestra provincia, que desde hace casi ya cerca de cuatro años, y bajo la denominación de “Asociación PROA Plataforma 8.20 de Empresarios y Profesionales” dedican parte de su valioso tiempo a realizar reflexiones conjuntas, con el ánimo de mantener un espíritu crítico, constructivo y sincero hacia los problemas que surgen de la mala situación por la que atraviesa la economía productiva en nuestra provincia.

Profesionales que de un modo desinteresado invierten conocimiento, habilidades y experiencia para tratar de aumentar la autoestima de la provincia de Jaén trabajando por ella conjuntamente para conseguir entre todos, gestionar mejor el valor patrimonial y todo el potencial socioeconómico de nuestra tierra y de sus gentes.

Como jiennense, valoro todo tipo de iniciativas que vengan a sumar desde el talento y que se alejen de orientaciones y estrategias cortoplacistas.

Estos empresarios que alzan su voz y asumen el moderado riesgo de incomodar, pretenden desde un pensamiento que parte de la pluralidad ideológica, fomentar la cooperación estratégica como fórmula de apoyo a las pymes de nuestra provincia y al emprendimiento entre los jóvenes. Plantean igualmente, al tiempo que muestran su compromiso por elevar la calidad educativa y cultural de nuestros centros educativos y municipios; el reconocer, identificar y vincular en forma de cooperaciones dinámicas, a todos los talentos profesionales o empresariales surgidos en nuestro territorio, estén o no residiendo en él.

Cuando las líneas de actuación de un colectivo giran en torno a acciones de responsabilidad social comprometidas por Jaén, a la difusión de investigaciones, emprendedores, eventos, innovaciones y al apoyo a las líneas de creatividad tan necesarias en cultura y educación, tan sólo queda reconocer con orgullo la actividad de una asociación cuyo ideario es un compromiso con la economía real y el empleo en la provincia de Jaén y decir en voz alta: ¡Gracias!