Prioridades navideñas

Continuamente, casi sin darnos cuenta, establecemos prioridades en nuestra vida. Este orden no siempre obedece a la importancia de las cosas, incluso puede ser todo lo contrario. Dedicamos mucho tiempo y esfuerzo a resolver problemas insignificantes, a discutir por tonterías o estresarnos por el trabajo. Lo hablaba con mi hermano en la habitación del hospital donde ha estado ingresado hasta hace poco. Comentamos lo mal que lo había pasado los últimos días, los nervios y la ansiedad que sufrió cuando, tras la operación, tuvo que estar varias horas en la unidad de recuperación por no haber suficientes celadores para atender a tantos pacientes. Y eso sí que es importante, disponer de una sanidad que pueda atendernos bien y a tiempo; cuidar de nuestros sanitarios que tan mal lo pasaron en la pandemia, pues son ellos los que salvan vidas. En estos días en los que celebramos una Navidad comercial, llena de luces multicolores, árboles gigantes, comidas copiosas y compras compulsivas deberíamos dedicar un poco de nuestro precioso tiempo a pensar en las personas que lo están pasando mal, a llamar a nuestros amigos o familiares enfermos, a visitar a nuestros ancianos, es decir, cambiar nuestras prioridades para preocuparnos de lo que de verdad importa.