Primores

12 may 2020 / 13:37 H.
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Es admirable ver cómo programas como “Sálvame”, sin necesidad del menor esfuerzo ni talento, ocupan cinco horas diarias en la televisión, hablando de nada que realmente tenga alguna importancia o transcendencia para el país. Crean personajes de auténtica ficción, vacíos, ídolos de barro y cartón sin ninguna relevancia artística, cultural o social, para saetearlos en vivo para con esos dardos envenenados —aunque bien retribuidos para que hagan menos daño— saquen a la superficie todo lo oscuro que esconden ciertas personas que, aunque sean de escaso relieve social fuera de estos programas, sí pueden aportar un poco de morbo a esa ingente masa de ciudadanos poco exigentes con sus gustos televisivos. En Telecinco ya llevan dos semanas, a cinco horas diarias, hablando sobre Marta López, una exconcursante y actual tertuliana en programas basura, que ha protagonizado una vida sexual muy liberal, manteniendo relaciones con futbolistas, actores, políticos, empresarios y con todo aquél que ella, en el uso de su libertad, quiso. Bueno, pues su última relación sentimental con un periodista especialistas en debates políticos, ha terminado por una infidelidad del periodista, Alfonso Merlos. ¿Tan dramática es esta situación?, ¿tanta importancia tiene para el presente y el futuro de España?

Es la filosofía que mantiene Telecinco tanto en sus debates como en sus realitys, como “Gran Hermano” y “Supervivientes”. Una filosofía basada en la elección de personajes nada claros, proclives al escándalo y los conflictos y ha logrado procrear un prototipo de concursante-tertuliano poco exigente, a quien todo le da igual, menos la notoriedad y el dinero. Personajes sin escrúpulos que viven de la mentira, de la crítica dañina sin freno, por un puñado de euros. Algo que es codiciado por muchos otros que hacen cuanto pueden para poder ocupar una silla en esos programas. Hay nombres para llenar esta página, pero les voy a hablar del último ejemplar, el último descubrimiento que hemos podido ver en “Supervivientes” en la persona de José Antonio Avilés quien, pese a su juventud —23 años— se ha prefabricado una biografía virtual cuajada de mentiras, al estilo del pequeño Nicolás. Una vida artificial y ficticia que ha utilizado para engañar a las gentes utilizando su verbo suelto y a veces hasta con humor para hacer sus timos. Avilés está siendo esperado con mucha expectación de su regreso de Honduras, tras ser expulsado por nominación del concurso. Tiene que responder a denuncias que se le han formulado por falta de pago y a preguntas sobre su supuesto título de periodista. Ya ven, otro primor de criatura de los muchos primores que nos ofrece Telecinco y alguna otra cadena más, porque “Masterchef” también se está llenando de figuritas.

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