Preconfinamiento

    02 nov 2020 / 16:30 H.
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    Ay, qué complicado es esto de ser feliz en tiempos de pandemia! Que nos quitan la libertad, oye. Que nos obligan a taparnos nuestras hermosas caras con mascarillas que hemos tuneado y diseñado al gusto, aunque no protejan de nada. Que a cada hora hay cambios en cuanto a restricciones. Que nos volvemo y locos porque ya no nos aclaramos... ¡Ay, madre mía!, ¿qué habremos hecho para merecernos esto? Pues muy sencillo, oye, lo que hemos hecho ha sido todo mal y hacer que la cosa vaya peor, junto con la ayuda inestimable de nuestros políticos. Y claro, como nos olemos un confinamiento como el de marzo, pues ahí que estamos todos apelotonados comprando en las grandes superficies harina y papel higiénico, y aprovechando el fin de semana de sol para ver por ¿última vez? a nuestros colegas...

    Que ya tenemos saturado al personal de Amazon con los pedidos, porque no vamos a poder comprar zapatos, camisetas o abrigos, que nos van a quedar genial en las videollamadas y en las teleclases de nuestros hijos. Yo es que me río por no llorar. Que seguimos sin creernos que esto está ocurriendo y que las estadísticas mienten, y que en los hospitales todo va como la seda... Que lo único que nos creemos es la voz de los que mandan, que solo miran por los grandes empresarios y por sus bolsillos propios. Y es que no me canso de decirlo. Que aquí los de arriba solo miran por la economía, que por supuesto es importante, pero que solo les importa la economía de sus colegas millonarios, los de las franquicias, los de los bancos, porque lo que es echar una mano al pequeño negocio... Ufffffff, a esos les sube los autónomos y a tomar por culo las quejas.

    Cada vez que me toca estar por aquí con vosotros, en este huequito de nuestro periódico, siempre pienso: “esta semana va a hablar del covid Rita la cantaora”, pero coño, si es que cada vez lo hacemos peor y estamos en una situación peor, si es que no le damos guerra al bicho para ponerse como el kiko a nuestra costa, para campar a sus anchas, para mutar como le dé la gana. Yo es que me imagino un montón de puntitos verdes así como despeluchados descojonados, o desovariados, porque dicen que es “la covid”, flipando con nuestra imbecilidad; ahí en plan: “joder, si es que ya me aburro de lo fácil que lo ponéis”.

    Pero tranquilidad, que no cunda el pánico, que siempre tendremos las redes sociales para quejarnos de lo mal que todos, absolutamente todos los partidos políticos que están arriba, ya sea en el poder en la oposición o en un escondrijo dando por culo; siempre podremos denunciar con fotos lo que nuestros congéneres están haciendo mal, porque somos personas y no nos gusta meternos en la vida de nadie, y, claro, por ese motivo no vamos a denunciarlo ante las autoridades, sino ante el pueblo soberano, que comenta en hilos kilométricos lo imbécil que es la gente. Y yo me pregunto qué pasaría si nos mirásemos a nosotros mismos . ¿Seríamos capaces de ser tan críticos con nuestra persona como lo somos con los demás? Uf, complicado, ¿verdad? Porque mola criticar a quien está sentado en la terraza de un bar con otra persona mientras vamos todas las tardes a ver a nuestros familiares, porque como son familia no pasa nada... Si es que, de verdad, poco nos pasa para como somos. No somos capaces de entender el concepto de distancia social ni a punta de pistola.

    Y mientras nos asustamos un poco con esto del coronavirus, seguimos en la línea del consumismo, comprando por si acaso y acumulando porque es necesario... ¿Y si practicamos el desapego y nos ceñimos a lo realmente necesario? ¿Y si por una vez somos de verdad solidarios y en lugar de hacer compras para dos meses (que luego hay que tirar más de la mitad) le compramos las cosas al vecino que tiene su tiendecilla y así de verdad comemos todos? A ver si con esta segunda ola y con la vista puesta en una navidad telemática aprendemos de una vez cómo funciona esto. Si nos cuidamos todos pues salimos adelante. Si nos tiramos piedras, pues terminamos enterrados en cualquier cuneta, que en esto España tiene experiencia...

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