¿Precio o producción?: Consumo

23 ago 2019 / 11:15 H.

Está revuelto el sector del aceite, al menos el eslabón productor. Hay otros eslabones que se encuentran más cómodos con la situación, pero no así el sector productor. Los precios de esta campaña no cubren los costes de producción en el olivar tradicional, mayoritario todavía.

Es el sector productor un colectivo disciplinado que cumple habitualmente las directrices que el mercado le va indicando: modernización, tecnología, concentración, calidad... Es un sector que cumple sus compromisos, reacio al riesgo, protector del medio ambiente, defensor de la tradición, pero que se adapta a los avances tecnológicos y a las medidas de protección ambiental.

Pero es un sector “tozudo” que no entiende bien la ley de “oferta y demanda”, que no entiende que el mercado no le compense el esfuerzo y el trabajo. Su obligación es producir y eso es lo que intenta siempre, si las condiciones meteorológicas le son favorables.

Por eso no me cuadra la actitud de los productores, que en los últimos tiempos se reúnen con más frecuencia de lo habitual por los problemas de precios, que es lo único que lo moviliza y lo une. No entiendo cómo se alegran con la previsión de poca cosecha, eso es una actitud “contra natura” en los productores de cualquier producto. La buena cosecha es como el reconocimiento a un trabajo bien hecho, por ello una mala cosecha no puede ser motivo de satisfacción en el sector productivo del cualquier producto agrícola, tampoco en el olivar.

Solo lo justifica el precio. Se nos ha inculcado la idea del binomio: buena cosecha-mal precio y su contrario: mala cosecha-buen precio. Y me resisto a pensar así, me resisto a aceptarlo. Es cierto que el mercado manda y que ese binomio es el que funciona. Pero hay alternativas.

Estamos hablando de un producto con unos beneficios en salud importantes, con una relación calidad/precio muy razonable y con un nivel de producción/consumo envidiable, ¿Por qué entonces estas alteraciones en el precio? Si hay analistas especializados en todas las materias imaginables, ¿por qué en esta cuestión no hay un consenso en el diagnóstico y en el tratamiento?

A mí, en mi humilde y seguro que equivocada opinión, se me ocurren los puntos que detallo a continuación:

legislación. Una revisión de la legislación vigente, su actualización, una ley clara y severa de comercialización que persiga las malas artes, la especulación y la manipulación, que defienda la transparencia y la calidad. Una ley que impida las malas prácticas, que condene a quien la incumpla, que no pueda entrar con otro nombre, con otra sociedad...

promoción. Un producto que supone el 3% escaso del consumo mundial de grasas y con unos beneficios tan claros y demostrables en la salud, no puede dar por agotada sus posibilidades de ampliar mercado. Pero eso debe ser una cuestión de Estado, como lo es el sector automovilístico, o la infraestructuras internacionales. El aceite ha de ser bandera de la marca España, aunque solo sea porque España produce el 50% (producía) de la producción mundial y por tanto tenemos que conseguir ser mayoritarios en su comercialización en los mercados internacionales y abanderados en la apertura de nuevas fronteras en su consumo.

Concentración. Tenemos que conseguir la concentración, tanto en puntos de producción que abarate su transformación, pero esencialmente en la comercialización, no podemos permitirnos el lujo de ser un sector auténticamente atomizado, frente a un sector envasador totalmente concentrado: 1.800 contra 10 negociando; no hay que ser muy listos para saber quién gana. Todos somos responsables, todos podemos hacer algo para conseguirlo: Administración con unas medidas claras y valientes que promueva, Cooperativas con generosidad y visión de futuro y descartando la competencia localista y miope y almazaras industriales particulares que han de concentrar su oferta y dejar el escudo de sus clientes (eso es jugar con cartas marcadas), si queremos soluciones, todos tenemos que meter el hombro. No es sencillo, pero sí posible, es cuestión de voluntad.

No creo que descubra nada con este escrito, son obviedades, pero a veces las soluciones más difíciles son las que tenemos delante y no vemos por simples. Alguien tiene que liderar el sector con generosidad y transparencia dar el paso. Cuestión de estado y bandera de la marca España. Todos unidos somos capaces. ¿Por qué entonces no lo hacemos?