Pragmatismo

07 dic 2018 / 11:37 H.

Estas elecciones al Parlamento andaluz nos han mostrado la gran crisis del pragmatismo político y la valoración de una política de principios, aunque estos sean más que discutibles, como los de Vox. Los grandes partidos, PP y PSOE, han sufrido un descalabro importante; son los que han tomado al estado (autonómico o nacional) como un patrimonio de su partido y la corrupción y el mal gobierno ha sido el resultado de semejante actitud. Podemos, partido de principios más evidentes, también ha sufrido ese descalabro, pero por otros motivos, de pugnas internas. Han cometido el error de poner su mirada crítica sobre un socialismo más o menos centrado y ya se sabe que fuera del centro no se ganan votos. Resta la actitud de Ciudadanos que, para mí, es un partido marxista (de Groucho Marx): estos son mis principios y, si no le gusta, tengo otros. No ha ganado por sí mismo, sino por la negación de los votantes a sus partidos de siempre, lo cual es preocupante; habrá que esperar por dónde sale, como supera su frivolidad política. Vox es la respuesta visceral a problemas que afectan al nosotros, como la inmigración, el feminismo, la actitud catalana, etcétera. Tiene principios, que ya no se usan sino por una minoría. En fin, todo esto supone la gran crisis del pragmatismo ramplón.