Poquito a poco

    15 jun 2023 / 09:28 H.
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    Cogí a mi nuera —tan bonita y cariñosa— en el uso oportunista de una frase hecha, muy habitual, de esas que vienen como anillo al dedo cuando no se sabe qué decir, especialmente en los temas de salud. Lo comentamos y nos reímos, que no hay cosa mejor que reírse de uno mismo.

    -¿Cómo va la enferma?

    -Regularcilla...

    -Ya verás cómo irá a mejor, poquito a poco...

    Las frases hechas están huecas, vacías, pero son corteses y llenas de buenos propósitos. Son convencionales y no convencen. Suelen formularse para salir del paso, en momentos de incertidumbre y de cierto despiste. Poco a poco, poquito a poco, poquito a poquito, son locuciones frecuentes que dependen del momento, de quién las pronuncia y a quién van dirigidas. El matiz estriba en el afecto, la relación, el cumplimiento, la circunstancia... Poco a poco, en respuesta a un buen amigo, subimos por la escalera endiablada de aquella torre medieval, de no sé cuántos cientos de peldaños, haciendo nuestro el lema de la salud, que aconseja los diez mil pasos diarios. Poquito a poco, sin éxito, se empeñan nuestros menores en que aprendamos e interpretemos el lenguaje retorcido e ininteligible usado en las instrucciones de los aparatitos que te regalan por navidad, cumpleaños, aniversarios... O en poner en marcha y sacarle fruto al nuevo móvil y al sin par ordenador, más que plus. Poquito a poquito te ves obligado a seguir los usos del momento, para no desentonar ni llamar la atención. O a catar aquel brebaje insípido, que es guay. Poco a poco pierdes el tiempo intentando asimilar aquel idioma que no aprendiste cuando eras joven. O pretendiendo comprender y rellenar el impreso de aquel organismo que te urge y se te demanda. Pero en todo este embeleco se lleva la palma el tema de la salud. Para comprobarlo, basta con padecer cualquier penosa enfermedad, o vivirla de cerca. El poco a poco, poquito a poco, poquito a poquito es la respuesta generalizada del abnegado personal sanitario, de los familiares, de los amigos y hasta de los más curiosones. Cuesta trabajo destinar a la expresión el doble y antagónico calificativo de útil y triste.

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