Ponerse en negativa

    12 feb 2023 / 16:00 H.
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    Ponerse en negativa es una expresión habitual en quienes son interrogados en las pesquisas policiales o judiciales, como presunto autores de alguna maldad. Es una escapatoria verbal para eludir la sanción, aunque tal estrategia resulte, en la mayoría de los casos, poco verosímil. Se pretende mediante una negación que el que indaga o acusa concluya en una afirmación consistente en suponer su inocencia. No sé si por un punto de desvarío, se me ocurre ponerme en negativa de todo aquello que me genera confusión, y en parte, por averiguar si es cierto que toda negación te conduce a la afirmación o viceversa. Así, me pregunto ¿solo no es no?, ¿resulta tal expresión equivalente al solo si es si?. Supongo que existe equivalencia ya que, en cada una de estas respuestas, se pone de manifiesto una decisión personalísima. Ello no obstante, no tiene por qué significar que el discurso afirmativo no sea más vigoroso que el negativo para, en última instancia, se concrete el consentimiento. Si la negativa se refiere a los hechos más que a las palabras, la locura se acrecienta. Algo sobre el aborto de lo que se dijo si y no, necesita década y media para devenir en sí. La turbulencia de las conquistas sociales, en el tiempo ocasiona retrocesos. Poco en el movimiento feministas que resisten los embates. Pero no siempre, la negativa en estas conquistas consiste en examinar los entornos. Cierto, que yo conozca no existen dictaduras que sean personificadas por mujeres, ni siquiera puedo imaginarlo: una franquita firmando miles de sentencias de pena de muerte, ante de rezar el rosario en familia. Pero seguridades pocas. En Perú, existe un personaje-mujer a la que puede atribuirse cientos de muertos por represión. Y en reportajes sobre el régimen comunista de Corea del Norte, se exhibe la hija del loco Kim Jong-un, como sucesora. Da miedo. Quienes no se quejan son los perros de caza discriminados a los que se le ha limitado la protección. Ellos no pueden formular negativas pero la hacen los dueños cazadores. ¡Vergonzosas componendas!. Las que no necesitan los académicos franceses como Vargas Llosa por cuanto han alcanzado una inmortalidad, muy de Francia. Pero mucho de razón tiene el nobel peruano, cuando afirma que la literatura hispanoamericana fue descubierta por los franceses antes que lo hiciera él o sus colegas. Curioso que ocurriera algo análogo con el flamenco, ya que fueron ellos, los franceses los primeros en descubrir la grandeza de este arte, otorgando un premio nacional francés a la primera colección de cante y artistas publicadas. Al final de este desdoro de la mente, estas certezas de hoy y el error que las acompaña siempre. Veo que existen cristianos creyentes que fundamenta su fe en la imposibilidad de que quien haya creado estas máquinas de insensateces, maldades y heroicidades expuestas siempre al destino de lo imprevisible, haya inventado al hombre como un absurdo, sin que pueda precisarse si considera que ello es una convicción aprendida o ínsita en la naturaleza misma del hombre: el equilibrio del bien, la reparación del mal ¿dónde, cuándo y cómo se produce?. Recientemente se están realizando publicaciones en las que se intentan reformular el concepto de nihilismo. Históricamente éste ha consistido en un radical escepticismo ante la existencia, con negación de los valores tradicionales y el convencimiento de que no es posible establecer un fundamento objetivo de la verdad. En política, tal doctrina filosófica, tuvo su expresión en Rusia como una reacción al orden social establecido y consumo el asesinato terrorista del Zar Alejandro II. En todo caso, no se acepta el titular publicado “El nihilismo no es lo que te han contado”. El contador, en este caso es la historia de la filosofía. Y la negación de la que se trata son solo los valores absolutos. A las puertas ya del mayo electoral, habrá que esperar lo que nos aportan o dejan de aportan los partidos políticos, desposeídos “aprioris” de concepciones grandilocuentes. Más allá de los grandes enunciados, se les pide alguna solución para el problema de vivir. Ese es, acaso, el principal reto. Sugiero que antes de votar nos pongamos los ciudadanos en negativa ante cada uno de ellos. Los efectos serán sensiblemente mejores que los que consiguen los investigados en un delito.

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