Pólvora urbana

    27 may 2024 / 08:57 H.
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    En el barrio donde vivo, todas las nocheviejas justo después de las uvas muchos de mis vecinos tiran petardos y cohetes desde sus ventanas y balcones para darle la bienvenida al año nuevo. Es muy normal que la gente de cualquier lugar del mundo se divierta con los eventos de pirotecnia no solo en ferias y fechas señaladas, también en celebraciones familiares, deportivas y en juergas improvisadas. El escandaloso trueno de la explosión, el humo y el olor a pólvora quemada forman parte de la historia humana ya sea como utensilio para matar en tiempos de guerra o como representación de alegrías y fiestas. Sin embargo la detonación de petardos y demás pirotecnia en muchos casos genera más molestias que diversión, sobre todo en los animales que comparten la ciudad con nosotros. Pájaros que abandonan sus nidos o vuelan desconcertados por el cielo, perros y gatos mascotas de nuestros hogares que ante el estruendo de fuegos artificiales sufren taquicardias, estrés, ansiedad y hasta la muerte por infarto: animales silvestres o de compañía que perciben ese ruido infinitamente más potente que nosotros y lo entienden como una amenaza real a su existencia.

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