Políticas de muerte

Puede parecer extraño que un gobierno democrático y de izquierda ponga en riesgo derechos y libertades que costó alcanzar. No es poca la gente corriente que se ve constreñida por la tiranía de la corrección política imperante mientras la progresía se enroca extendiendo de forma artificial supuestos “derechos” que afectan a la esencia de la persona. Hoy es difícil expresarse en libertad, recibir información veraz, vivir donde se desea, tener idénticos derechos en todas partes, elegir carrera y no digamos trabajo; y poco se hace al respecto; mientras, se ataca subrepticiamente el derecho a la vida —el esencial— que pertenece a “todos”, se opta por primar un supuesto derecho de la mujer sobre su propio cuerpo para terminar con una vida en embrión, que no le pertenece. Igual que optan por acabar con el enfermo terminal en lugar de respetar su dignidad y prestarle cuidados paliativos. ¿Qué libertad es ésta? Esta es la “bandera de progreso” para tapar fracasos, errores de gobierno o malos pronósticos; y si hace falta, desentierran a Primo de Rivera o Queipo de Llano; la cosa es entretener al personal, mientras enredan ocultando la ingeniería social y la ruina económica. ¡La muerte vende!