Política con fragancia Brummel

12 mar 2016 / 10:32 H.

En las distancias cortas es donde un hombre se la juega. La sentencia no es de Sócrates, es de un viejo anuncio de colonia, pero el alcalde de Jaén, Javier Márquez, se aplica cada mañana la loción lleve corbata o no. Con esa fragancia de cercanía, humor, citas de Mafalda y juego en distancias cortas marca su estilo y diferencias con el pasado reciente. Le gusta el balón al pie y la situación económica del Ayuntamiento tampoco le permite ni un pase al espacio. Si a Fernández de Moya le tocó “meter primera” que nadie espere velocidad de crucero en este mandato porque él sabe, y lo dice textualmente, que está solo para “meter la segunda”. En este “chiringuito” de la política, al que entró de la mano de su antecesor en el cargo, es costumbre cambiar el menú en función de cómo esté el mercado, cuál sea el plato del día o el número de comensales. Así, por ejemplo, se puede sostener en el discurso que el PP no mercadea con votos y tener, al mismo tiempo, un acuerdo de gobierno o llamémosle “X” con tres exediles de Ciudadanos que se echaron al monte. Quizá una de las primeras lecciones que le impartió el profesor Fernández de Moya fue una simple y que se cumple a rajatabla: En política siempre se acepta pulpo como animal de compañía. “Cien días de gobierno —en su recuento con sorna en los Desayunos de Diario JAÉN— y ya tengo tres concejales adscritos y uno a punto de ir a la cárcel”. A veces, la nueva política tiene tics que recuerdan al pachulí de toda la vida. Nada fresco.

Andrés Bódalo, el concejal de Podemos en apuros judiciales al que mencionaba el alcalde, está en el centro de su propia tormenta. Acostumbrado a vivir en temporal, salió indemne de numerosas denuncias y rifirrafes policiales en una acción sindical en la que él marca las líneas rojas. Solo multas. Sin embargo, la Audiencia de Jaén lo condenó a tres años y medio de cárcel por pegar al primer teniente de alcalde de Jódar y, ahora, solo el Constitucional le puede dar un tiempo extra para litigar, porque, aunque se pretenda hacer una reducción de eslogan, no irá a la cárcel por defender los derechos de los trabajadores, iría, en todo caso, por pegar a un concejal y, sobre todo, porque a su procuradora se le pasó presentar el recurso al Tribunal Supremo. Literalmente, según sentencia, se le fue la mano a él y el plazo a ella. Coincide en tiempo sindical con la despedida del jiennense Cándido Méndez, que tras 22 años liderando UGT, pasa a la reserva con evidente retraso. No se entienden estas estructuras monolíticas y estos largos reinados en tiempos que requieren cambios profundos si se quieren proteger de manera efectiva los derechos de todos los trabajadores. Éste, como aquel, son sindicalistas de profesión, como también existen representantes empresariales que no tuvieron una empresa en su vida. Quedan otras transiciones por hacer.

Tranvía y autovía. entre el déficit y la crisis

La política de gestos y las sucesivas jornadas de puertas abiertas (visitas de la presidenta Susana Díaz y del presidente de la Diputación Francisco Reyes incluidas) destensaron una relación entre Ayuntamiento de Jaén y Junta de Andalucía que era un auténtico despropósito. El mínimo decoro institucional requería de otras maneras que no despreciaran a los jiennenses en su conjunto. Pero otra cosa distinta es pensar que el “buenrollismo” obrará por sí solo el milagro. Nones. El bucle vicioso de refinanciación de la deuda del Ayuntamiento tiene cogida por las arcas al equipo de Gobierno y el tranvía con dinero municipal no andará. Mientras tanto, las comisiones técnicas quitarán el moho a las vías. La Junta y su voluntad política como madre de la criatura tendrán la última palabra. Con magnitudes económicas distintas, el consejero jiennense Felipe López frenó en seco cualquier expectativa de conversión de la A-306 en autovía este año y el que viene. Jaén y Córdoba seguirán siendo ese punto negro en el mapa de carreteras de una Junta que incumple sus propias promesas. Si ahora fue cuestión de parné ¿qué fue antes?